M a k i n g o f f.

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LEER NOTA DE AUTOR AL FINAL DEL CAPÍTULO.

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La sonrisa cansada de su novio lo recibio en el mostrador de su trabajo, terminando de acomodar los bancos altos tras la barra de granito. Sehun se aproximó a él, apartandolo de la cintura y provocando en Jungkook escalofríos. Tiernos escalofríos.


—Ya casi termino.—



—Esta bien, quiero ayudarte—. El escritor comenzó entonces a retirar los vasos sucios hacía el fregadero, para después comenzar a lavarlos. Observó a Jungkook terminar de limpiar las mesas mientras tarareaba esa peculiar canción; siempre hacían lo mismo desde que comenzaron a salir. Sehun no estaba de acuerdo con todo el trabajo extra que le dejaban a su pareja, así que trataba de ayudar lo más que podía, y Jungkook secretamente agradecía la ayuda aún cuando siempre decía que ya casi terminaba. Sehun se estaba acostumbrando, era una buena rutina nocturna.


—¿Cómo te fue hoy?—. Jungkook le cuestionó.



—Estoy bien por ahora, pero debo apresurarme o el ensayó no estará listo para fin de año—. Sehun suspiró, de verdad estaba preocupado por ello, pero preferia no angustiarle, Jungkook ya tenía bastantes cosas en las cuáles ocupar su mente.



—Se que vas a entregarlo a tiempo y que va a ser muy bueno—. El mesero camino lejos de él, sus palabras ciertamente lo hicieron sentir mejor, necesitaba a alguien que lo apoyase y creyese en él ahora más que nada, y Jungkook era el perfecto pilar para poder recargarse. Sonrió olvidandose un poco que tenía todo contra marea, dejándose llevar con lo dulce que esas palabras habían salido de la boca de su novio; pero su mente era traicionera, y en lugar de seguir pensando en él, Sehun recordó a Baekhyun, aveces cuando dejaba de escuchar los lindos tarareos de Jungkook por un segundo, su mente lo mandaba directamente hacía él, lo hacía caer por unos segundos, y le daba miedo.



Miedo de seguir así. Miedo de seguir extrañando a alguien que muy seguramente no pensaba en él, de seguir sintiéndolo a su alrededor, de tal vez algún día llamar a Jungkook por ese nombre, de arruinar todo con alguien que solamente le estaba haciendo bien. Baekhyun no se merecía ni siquiera un segundo para ocupar su cabeza; en su lugar, debía estar la persona que mejor lo estaba haciendo sentir, alguien que realmente lo apreciaba y tenía cada una de las cosas que Sehun estaba esperando.




Jungkook era algo así como el modelo del hombre perfecto para Sehun. En cuestión de sentimientos, entregaba todo sin esperar nada a cambio, cuidaba de él, nunca se sentía solo y lo complementaba tan bien que aquello parecía imposible. Sus besos de buenas noches y sus mensajes por la mañana, ciertamente estaba bien con ello. Era poseedor de una risa adorable, sus manos deslizándose tiernamente por sus brazos y la forma en la que masajeaba sus hombros exactamente cuando lo necesitaba y sin siquiera pedirlo lo dejaban sin palabras suficientes para describirle, y si Sehun se era sincero, estaba loco por su cuerpo. Parecía uno de esas celebridades perfectas que aparecían en las revistas de lujo. Su rostro pequeño, sus ojos redondos y sus finos rosados labios; su largo cuello, su cabello sedoso, sus brazos marcados, esas manos grandes junto a sus largos dedos, ni siquiera quería hablar del ligeramente marcado abdomen que tenía o sobre sus largas piernas, simplemente estaba hipnotizado.


Aún cuando siempre se mostraba ante las personas con su clásica personalidad cálida y risueña, Jungkook era masculino, jodidamente caliente y malditamente serio cuando se lo proponía, y eso a Sehun lo ponía en niveles exorbitantes.




Before Sunrise||SebaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora