Capítulo 1. "La primera vez que nos conocimos"

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«Tratar de olvidar a alguien es querer recordarlo para siempre».

Actualidad.

—Voy a salir un momento. ¿Necesitas algo, cariño? —preguntó George mirándola detenidamente, tomando las llaves de encima del mostrador.

—No, gracias —respondió sin muchos ánimos—. Ten cuidado...

—Vendré en un rato —abrió la puerta, y se despidió agitando su mano.

Harley se encontraba sentada cerca del mostrador, mirando un punto fijo, bastante distraída y callada. Tomó la cafetera y se sirvió una taza de café caliente. Miró su propio reflejo en el contenido de color marrón y suspiró pesadamente. Los recuerdos volvieron a invadir su cabeza, se le había hecho una maldita costumbre y la odiaba.

15 de junio 1975.

La rubia no paraba de hablar a su lado, contándole las tantas cosas que tenía pensado hacer para el verano, pero Harley estaba demasiado ocupada mirando fijamente una cabellera castaña ya que no podía verle bien el rostro. Sintió curiosidad por saber de quién se trataba, jamás lo había visto por la escuela y mucho menos frecuenciar por los alrededores, incluso se veía mayor a los demás estudiantes. 

Seguía concentrada en aquel extraño que tanto había llamado su atención, las ganas de ir y preguntarle su nombre le impulsaban a hacerlo, pero la timidez le ganaba. Suspiró varias veces, embaboba por el castaño y ni siquiera mirarlo de cerca, pero aún así había captado tanto su atención que no podía apartar los ojos de él.

—¡Harley! —chispeó los dedos frente a  su rostro—. ¿Qué pasa? Estoy hablándote desde hace un buen rato y no me has prestado atención a nada de lo que he dicho —protestó, cruzándose de brazos.

—Lo siento —apartó la mirada del castaño—. ¿Qué decías? —dirigió la mirada a su mejor amiga.

—¡Uh! —bufó—. Te estaba hablando sobre mi viaje por Europa en vacaciones.

—Oh, eso suena muy bien —sonrió echando un mechón detrás de su oreja.

—Ah, claro que sí —afirmó entusiasmada—. Quizás conozca a mi futuro esposo, quién sabe.

—Aún estás joven Kate —negó con la cabeza, riendo por lo bajo—. Hoy terminaste la secundaria, no la universidad.

—Ya lo sé, tontita —rodó los ojos con diversión—. Bueno, ¿y tú qué piensas hacer en este verano?  —preguntó con curiosidad.

—No tengo idea —se encogió de hombros—. Tal vez pase el verano con mis tíos en la casa de playa, no estoy segura.

—Deberías hacer un viaje. Estudiaste bastante este semestre y tus calificaciones fueron las mejores, lo tienes merecido. Y creo que también debes buscarte un novio —le sonrió coqueta—, ¿no crees?

—Eh... No—contestó moviendo su mano con desdén—. Prefiero esperar.

—¡Así te quedarás soltera y virgen de por vida! —chilló. Viró los ojos restándole importancia y mirando el cuadro que sostenía en las manos.

—Como digas —murmuró—. He estado pensando que podría llevar mis cuadros a una galería de arte. ¿Qué opinas?

—Suena muy bien —le sonrió—. Y deberías hacerlo, tienes talento.

—Gracias —levantó la vista buscando al castaño, pero ya no estaba.

Se desilusionó al no encontrarlo, tenía la esperanza de toparse por él y preguntarle su nombre, pero eso no sería posible. Y es que jamás sintió tanta curiosidad por un chico completamente extraño para ella.

The one that got away Donde viven las historias. Descúbrelo ahora