Aysun

Ilusión

En definitiva, eres como la luna del poeta, porque aunque este se sabe humano, un simple mortal, un ser con limitaciones, sueña eternamente con tenerte, con poder abrazarte, ¡vive con la inocente ilusión de que algún día pueda ser el remitente de tu sonrisa!...

Si, el poeta vive de ilusiones, de esperanzas infantiles, absurdas, su alma se alimenta de cada brillo que le regalas y cuenta con ansias a cada uno de tus guardianes, de esas estrellas que te dan tanto realce, con un toque de envidia por no poder compartir ese destino de estar siquiera en el mismo lugar que tú ocupas.

Pero es que la vida del poeta no es eterna y tu presencia le ayuda a soportar cada adversidad, a pedirte compañía o a llorar en tu nombre, a verse dichoso por tu nivel tan lejano, sublime, brillante y un desgraciado por saber que jamás podrá alcanzarte.

Si, la realidad le roba al poeta pedazos de su alma, aquellos que le sostienen en su frágil estructura, después de todo el solo es un humano y jamás se atrevería a desquitar cada uno de sus dolores bajo el manto en que lo abrazas y le permites un trocito de felicidad, no, ese ritual que le ofreces, el que le da vida, no se atrevería a mancharlo con la melancolía y la soledad que lo atormentan eternamente.

El poeta sabe que te ama con toda su alma y se dispone a regalarte trozos de esta, los que menos daño tienen y los que cree pueden ser de tu agrado, porque teme perderte sin siquiera tenerte, el miedo le corroe por la simple idea de no verte una vez más.

Pero ¿Acaso tiene prohibido soñar? Él asegura que no y por ello recurre a ti en cada ocasión, buscando que le regales un poco de tu brillo, que pueda verse reflejado en la divinidad que para él significas pero con humildad se esconde, temiendo ser a tus ojos una molestia.

El poeta vive por ti y por ti es que resiste ya que la muerte solo sería un consuelo esporádico antes de volver a presentarse la añoranza por tu ser, en ti encuentra impulso y continúa su lucha, porque aunque un día deje de ser humano y solo se vuelva un fantasma, aun así se sentará en medio de la noche fría, buscando en su soledad invisible seguir admirándote y guardar la absurda idea de cuidar a una divinidad desde el mundo terrenal.

El camino es incierto para el que escribe desde que ha tenido problemas para ver tu luz, desde que te vio más lejana y ha probado que de él se puede prescindir pero se mantiene, andando en ese sendero incierto, el que se negaba a tomar pero que en tu nombre accedió a recorrer.

Si, luna, eres en su totalidad ello, lejana, brillante y rebosante de vida, hermosa inspiradora y que ofreces esperanza, un ser que entre sus brazos no tendrá la dicha de abrazar pero que eso no será impedimento para declararte su amor cada noche en medio de algún sollozo por la cruda realidad.

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Y pues hasta aquí con otro fragmento raro y sin mucho sentido, hasta la próxima!