XV

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Recuerdo que una vez me dijiste que el amor no era como una rosa, era como un acebo, a veces era un enorme arbusto, a veces era un pequeño árbol. El amor, como el acebo, da frutos, que no todos pueden comer, y son rojos como la pasión del propio amor. El acebo, como el amor, duele si tocas en el sitio erróneo y te pinchas. Y depende de donde lo plantes, puede ser frondoso y dar muchos frutos, o escuálido y endeble. Por eso planté ese acebo. Vale que las técnicas que usé para conseguirlo no fueron del todo legales, pero lo hice, por ti, por mí, por nosotros.

"¿Nosotros?"

Tú y yo, y quien sea que esté contigo.

"Gracias."

Te quiero.

"Y yo quiero que me prometas una cosa."

Lo que sea.

"No repitas nunca más que me quieres."

Lo que sea menos eso.

No puedo amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora