1. Reloj de bolsillo

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Francia, octubre de 1993

La familia francesa Vause se acababa de mudar a lo que llamarían un próximo hogar. 

La familia estaba compuesta por Frank, el padre de la familia. Era un hombre alto pero de complexión delgada vestía con ropa tan elegante como lo era su personalidad. 

Su mujer, Alaya, era de baja estatura pelo moreno que le llegaba hasta los hombros, tenía ciertas inquietudes por la escritura, publicó dos novelas dramáticas, de las cuales solo la segunda tuvo un éxito considerable, el otro apenas pasó del vecindario. 

Este matrimonio era conocido en el barrio por adoptar a niños de diferentes razas, tenían cuatro hijos, de los cuales dos eran varones y dos eran mujeres.

 La mayor era Cindy, una adolescente de 14 años con gran afición por la lectura. Era bastante alta y tenía un cabello largo y negro como el carbón. Cindy fue adoptada por esta familia en 1989 cuando ella tenía 10 años, la niña pasó los diez primeros años de su vida en un orfanato de Tailandia, hasta que la familia la adoptó y se mudó a Francia. 

Porque sea la mayor no significa que haya sido la primera en llegar a la casa, el primero fue Carl, llegó a la casa en 1984 con tres años solo se lleva dos años con su hermana mayor y aunque tenga sus típicas discusiones con ella, es un referente para el. Carl Nació en Dinamarca, tenía la piel pálida y llena de pecas y lunares, su cabello era pelirrojo, rizado y despeinado, casi siempre vestía con un peto marrón, era su prenda favorita. 

En 1990 con siete años llegó a la casa la pequeña Kris, nacida en Nueva Orleans, su piel era oscura, igual que su largo cabello trenzado, le encanta dibujar con los colores que le regalaron en su noveno cumpleaños, es bastante alegre aunque tiene sus momentos de rabieta. 

Y en 1992, el año pasado, en su viaje a Rusia adoptaron a Viktor el menor de todos, nacido en 1985. Tiene el cabello blanco como la nieve y unos ojos azules que brillan como mil estrellas, el niño es muy reservado y tímido, apenas lleva un año viviendo en esta familia pero juega alegremente con sus hermanos, pero su tutora en la escuela dice que casi no se relaciona con los demás niños de su edad.


La primera noche en esa casa fue bastante extraña, al principio al ver los dormitorios los cuatro hermanos querían dormir en la habitación más cerca de el salo, ya que en la otra habitación había un cuadro con pinta de tener muchos años, miraron la fecha, era del 1938, en el cuadro estaba pintada una espeluznante señora mayor rodeada de demonios intentando defenderse con una cruz. Avisaron a sus padres y retiraron el cuadro y lo tiraron a la basura. 

Los dos hermanos, Carl y Viktor dormirían en esa habitación mientras Cindy y Kris dormirían en la otra. Ellas durmieron cómodamente, igual que Carl, pero el menor, Viktor seguía con la imagen de la señora del cuadro, el niño soñó durante toda la semana que la señora le susurraba cosas, de las cuales no se acordaba a la mañana siguiente.

El primer fin de semana en el nuevo pueblo lo dedicaron a pasarlo en casa, mientras Cindy le preparaba el desayuno a sus hermanos, sonó el timbre. Carl fue a mirar quien era por la mirilla y era una señora con un plato con galletas. Carl decidió abrirle pero en cuanto entró y fue a saludar a Viktor, pegó un grito espeluznante y salió corriendo hacia la cocina a abrazarse a su hermana mayor Cindy.  Nadie comprendía que pasaba.

Pensaron que todo fue porque Viktor es un niño muy timido asi que Kris se quedó con él en el salón viendo la televisión.

La señora preguntó si estaban sus padres, e inocentemente Carl respondió que no, que sus padres estaban visitando el pueblo. Cindy pensó que fué un acto muy estupido ya que al saber que sus padres no están nos podría haber pasado cualquier cosa.

 La mujer dijo que era la vecina del frente, que traía unas galletas como bienvenida. Estuvieron conversando durante cinco minutos hasta que la mujer miró su reloj de bolsillo, el cual parecía muy antiguo y dijo que ya se tenía que marchar.

 La mujer se fue de la casa y todos querían probar las galletas, todos menos Viktor el cual no se fiaba y se quedó conforme con el desayuno que preparó su hermana. Al acabar de desayunar dejaron un par de galletas para cuando lleguen sus padres, de mientras Kris se puso a dibujar, Cindy a leerle un libro en Francés a Viktor y Carl haciendo un puzle de la torre eiffel que le regalaron sus padres por buena nota en un examen de matemáticas.   

Los padres de los niños llegaron y Cindy les contó lo de la vecina, pero sus padres se quedaron anonadados ya que estaban seguros de que la casa del frente no vive nadie, estaba en venta. 

Al saber eso decidieron no contarle que se comieron unas galletas de una señora que les mintió pero los padres llegaron suficientemente rápido a la cocina como para ver la bandeja de plata con dos galletas y una mordisqueada, Alaya se enfado mucho por comer de un desconocido sin su permiso, castigo a todos menos a Viktor, el único que no comió.

 A la hora de cenar, encendieron la televisión y pusieron el canal de noticias. La presentadora estaba en directo en el pueblo en el que vivan, cosa que les llamó la atención. La chica explicaba que aún no se había identificado al asesino en serie.

 Los padres de los niños dijeron que ya era tarde y se tenían que ir a dormir. Los niños se lavaron los dientes y fueron cada uno a su respectivo cuarto a dormir.

 Una vez ya dormidos los niños, Alaya y Frank debatieron sobre si sería seguro vivir aquí con ese asesino suelto, pero ellos no podían permitirse otra mudanza más.

 Alaya y Frank iban a acostarse hasta que en las noticias escucharon que encontraron un reloj de bolsillo en el patio principal de la casa en ruinas del frente, y podría ser una pista del asesino.

Al oír eso llegaron a sentir terror por los niños ya que la señora que les visitó esta mañana dijo que vivía allí. Con mucho dolor de cabeza los padres se fueron a dormir.

A las 7 de la mañana Frank se despertó y vio que el pequeño Víktor se acabó durmiendo en su cama. Preparó las cosas de los niños para ir al colegio del pueblo. Los niños se despertaron y se asearon y ya listos para salir de casa se despidieron de su padre.

Durante el camino a la escuela Carl le preguntó al pequeño porque reaccionó así al ver a la vecina, y él respondió que le daba miedo que le susurrara en la oreja palabras que no entendía. Carl se lo tomo como una broma y siguieron su camino hacia el nuevo colegio.                                                           

Luna rojaWhere stories live. Discover now