Me siento invisible
Él. Guapo, con una sonrisa encantadora, con esos ojos tan verdes que te podrías perder allí y no querer regresar, con la forma en la que soltaba una risa por cualquier tontería que yo decía, él.
Y yo. Común, con una sonrisa torpe, con ojos pequeños y apagados, con mi risa ruidosa y que te atormenta fácilmente, yo.
-¿Te ocurre algo? -su voz ronca que ocultaba una sonrisa al hablar me sacó de mi mundo por un instante.
-No. -le dije. Pero, me conocía tan bien como a él mismo.
-Estás raro.-miró su telefono. Seguro hablaba con alguien más. Me había dicho que se ha enamorado y yo de tonto pensé que había alguna esperanza. Oh, vamos. Era imposible y yo me había vuelto demente ¡lo que diría mi madre de esto!
Encogí mis hombros distraído. Se acercó un poco a mí, ¿alguna vez han sentido que su corazón se acelera lo más rapido posible? ¿como si fueran a morir? Es como si leyeras algo muy interesante que cada vez se pone mejor y mejor. O como esas peliculas de acción que le gustan dónde hay una parte romantica y la chica besa al chico -y por supuesto que le iba a gustar esa parte, se podrán imaginar-
-Dime todo.
Su voz es casi un susurro, a veces me concentro mucho en sus palabras, es música, no puedo evitar mirar sus labios, el no lo nota pues, miro a otro lado.
-No me pasa nada, sólo pienso. -Tragué saliva alejandome un poco.
Se levantó del sofá de mi casa y se levantó la camisa lentamente. Mierda, oh mierda. Mis sentidos estaban descontrolados, respiré muy rapido para recobrar la cordura.
-¿Que haces? -Dije confundido.
-Vamos a la piscina, tonto. -se echo a reir casi en camara lenta.
Asentí tratando de no tomarlo y plantarle un beso, perdería a mi mejor amigo, a mi compañero, el que sabe todos mis secretos y yo sé lo suyos. Sé que se siente debil a veces, y sé que nadie lo cuidaría más que yo, yo que hasta he aprendido a amarlo en silencio porque así lo considero mejor. Soy egoísta y celoso, no quiero compartirlo.
Me senté a la orilla de la piscina, sólo me quité los zapatos, no tengo mucho animos de que vea mi asqueroso cuerpo semi desnudo, me da verguenza sólo existir a su lado.
Corrió y dió un salto al agua, sonreí viendolo.
-¿De que te ríes? ¡Entra!
-No quiero, hace frío, estúpido.
Se acercó nadando hasta mí.
-Hablo en serio, ¿que ocurre? -se sentó a mi lado todo mojado, quería tocar su espalda con tantas ganas, nadie puede soportar algo así.
-Me siento invisible.
Tomé aire mirando mis manos, sentía su mirada fija en la mía, con su ceño fruncido.
-¿Por qué te sentirías así?
-Porque amo a alguien que nunca debe saberlo.
Parpadeó y esperó a que continuara.
-Es una hermosa persona, es agradable, es tan imbecil como yo a veces, me irrita pero luego me hace reír. ¿Como no enamorarme? Sin embargo, es una tontería.
-Amar es todo menos una tontería, quizás una locura.
-Pues sí, algo así. Soy muy poco.
El atardecer oscurecía sus bellos ojos pero, hacía más rojas sus mejillas, su piel estaba de gallina, tiene frío y yo ganas de abrazarle y no dejarle escapar de mí jamás.
-Tu jamás serás poco. Te conozco muy bien y sé que harías todo por alguien que quieres, y quizás esa persona también te quiere ¿no? sólo dios sabe. Arriesgate, tu eres mucho. Eres lo mejor que puede pasarle a alguien, eres divertido, eres...simplemente tú. Sé que no querías que viera tu cuerpo, eres inseguro y actuas como sí no fuese así, pero no importa cree en mí, olvídate de eso.
-Harry, yo no lo creo...
Volteé mi rostro, me miraba con intensidad, ¿es una broma acaso? No imaginé que él pudiese decirme algo como eso, pero lo hizo, y yo lo sentía, tenía un presentimiento dentro de mí, juro que podía leer mi mente, en ese momento en el que nuestras miradas no se apartaban por nada del mundo, en ese silencio después de que sus labios volvieran a juntarse dónde ningúno se sentía incómodo, en esa tarde dónde ya el sol se ocultaba para darle paso a las más brillantes estrellas que habría, en esa piscina que de niño solía odiar, ya no me sentía invisible.
