La vida es bella

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Me levante temprano, desempaque y acomode mi habitación, no hice gran cosa.

Eran las 11 de la mañana, Jack y Emma habían salido a comprar maoams, que eran unos dulces, pero no eran cualquier tipo de dulces, eran los favoritos de Jack, quien cuando se dio cuantas que ya no había, casi se desmaya.

Me acerque al balcón y vi la piscina, Kit-cat la había limpiado y se veía deliciosa. Hacía mucho tiempo que no nadaba…

La piscina era grande y rectangular y tenía una escalera de metal en un lado, estaba situado en el medio del jardín.

“¿Por qué no te metes?”

“No lo sé”

Hacía calor y los chicos me habían dicho que el clima iba a estar mucho peor.

Me dirigí hacia el armario y busque el único bikini que había traído.

No tenía ningún diseño en especial, solo era negro.

Me lo había regalado John.

Era tan estúpida.

En la escuela era conocida por muchas cosas, pero lo siempre seria conocida como la novia del chico más lindo y popular de la escuela.

Primer beso, primer amor, primer corazón roto.

Fue bonito mientras duro.

Supongo que desperdicie 2 años de mi vida junto a un hombre que lo único que quería de mi era sexo, lo peor de todo es que lo consiguió.

Los meses que me quede sola, reflexione mucho sobre mi vida y me di cuenta, que era muy obvio, que mientras yo lo amaba, el solo me veía como un objeto, supongo que siempre lo supe solo que no lo quería aceptar.

El dolor te cambia y creo que yo era la prueba de eso.

Me pongo el bikini lo más rápido que puedo, saco una toalla y me cubro con eso, salgo de mi cuarto, y mientras bajo las escaleras, me hago una cola alta.

Finn se había metido en su cuarto cuando Jack y  Emma se fueron y yo también.

Cruzo la cocina y abro la puerta que nos lleva al jardín.

De inmediato siento los rayos del sol caer en mi cara, dejo la toalla en la mesa que esta al costado de la puerta y camino hacia la piscina.

Me siento en el borde de la piscina y bajo lentamente, el agua esta tibia, lo cual es relajante.

El agua llega hasta mis hombros y mis pies todavía tocan el suelo, supongo si me voy hacia la otra esquina estará más onda.

Me deshago de la cola y me hundo completamente, esto era lo que más me gustaba, ese sentimiento de libertad que el agua causaba en mi era genial.

No sé cuánto tiempo me quede bajo el agua, pero cuando sentí que me quedaba sin aire subí a la superficie.

-Sabes creo que nunca me cansare de decir que tienes un bonito tatuaje.

Volteo y oh genial Finn.

Estaba sentado en el borde de la piscina y llevaba una ropa de baño roja.

“Tiene cuadraditos”

“Y…”

“Solo piénsalo, tú y el solos en la piscina”

“No realmente no entiendo”

“¡Sexo por dios!”

“Enserio tan preocupado estas por que tenga sexo, eso lo podría hacer cuando yo quiera”

Hola Londres (Jack & Fin Harries) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora