sábado 25 de septiembre, 3073

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Están transmitiendo en vivo desde el hospital de Mendel, tan solo quedan 2 pacientes... solo era cuestión de horas hasta su inevitable muerte por ello Mendel recurre a una última opción, les inyectó una mezcla química que no ha compartido con nadie...
Ambos pacientes dejaron de tener fiebre y sus convulsiones cedieron. Todos estaban felices por el hallazgo de este personaje, gritamos el Urra, ya que por toda la situación en la que estábamos esta era la mejor noticia nunca antes dada. Inesperadamente, uno de los pacientes se levanta de su camilla con la vista al suelo dirigiéndose al doctor, quien pensaba recibiría un cordial agradecimiento. El paciente se abalanzó contra él mostrando sus ojos color rojo con las pupilas negras y dilatadas, sus venas también negras y muy resaltantes. Empezó a vomitar sangre mientras se le acercaba. Todos quedaron estupefactos, nadie lo podía creer. En cuestión de segundos el paciente muerde al doctor dejándolo en el suelo, se dirige a una enfermera haciéndole lo mismo. Todo el hospital estaba ocupado por los infectados... pronto empezaron a salir del hospital a una gran velocidad mordiendo e infectando a cualquiera que se cruzará en su camino, cualquiera pensaría que los infectados morirían si es que les disparan en el corazón o cerebro pero nada, aún así seguían moviéndose aumentando su número a pasos agigantados. No tardó en esparcirse por todo el país, para luego el continente y todo el mundo...

Me encuentro refugiado con mi esposa de 35 años y mi hija de 10 en la azotea de mi casa viendo como las calles se llenan con dichos infectados, nuestros movimientos son cautelosos y con mucho cuidado de no llamar la atención ya que como pudimos notar los infectados aún conservan el sentido auditivo y olfativo.

Nos alimentamos de un almacén nuestro de hace muchos años situado en el sótano, no está totalmente acabado pero no le queda mucho.

En estos días he estado escuchando intentos de algunas personas de entrar a mi casa, supongo que para quitarnos lo poco que tenemos, pero gracias a una arma que mi difunto padre me ha dado no pasaron a más.

Cura MilagrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora