Lunes 17 de octubre, 3073

20 4 0
                                    

Vemos como en el cielo van pasando las fragatas que son el transporte aéreo de estos tiempos. Varios de ellos se sitúan en la parte más alta de los edificios lo que me puso a pensar si es que esperan a algo o es que solo están observando.
No gano nada quedándome en mi casa, necesito hacer algo por mí y mi familia. Por lo que me decidí a salir de acá y dirigirme a las fragatas, claro no sin antes prepararme con suministros unas armas y preparación mental para lo que se avecina.
Yo y mi familia ideamos el plan de salir por el lado trasero de la casa, tomar el auto y salir lo más rápido posible, cómo mi auto no tiene llantas, si no que levita por así decirlo, no creo hacer algún tipo de ruido. Hacemos todo lo planeado y emprendemos nuestro viaje, dirigiéndonos al tan conocido hotel “Glace”.
Le dije a mi esposa que no deje que nuestra hija vea nada de lo que está sucediendo, que le tape los ojos y oídos ya que el sonido de los infectados se asemeja al de perros endemoniados con rabia. Todo era muy devastador por aquí, todo estaba destruido, había caos por doquier, personas que conocía andaban sin rumbo en las calles, con ese aspecto que caracteriza a los infectados. Todo era muy desgarrador para mí.
Solo nos quedaba unas cuantas cuadras para llegar al hotel, lo que más me preocupaba era el hecho de qué me encontraría dentro...
Bajamos del auto y a pasos apresurados entramos al hotel, lo primero que logramos ver es al lugar destruido, había sangre por doquier y unos cuantos cadáveres, mejor dicho lo que quedaba de ellos. Corremos hacia el ascensor cerrando la puerta velozmente, subimos hacia el último piso rezando por que la fragata no se haya ido. El subir por el ascensor se nos hacía un tramo infinito, todos estábamos ansiosos, con miedo, preocupados pero yo como hombre lo daré todo por mi familia.
Llegamos, abrimos las puertas de la azotea  y vemos todo oscuro, pero afortunadamente con la fragata aun en su lugar. Escucho los gemidos de alguien que se encuentra muy cerca, posicionándome delante de mi familia y sacando  machete para cualquier cosa. En un dos por tres una persona sale por detrás de nosotros a la que no logro ver muy bien por la oscuridad. Evidentemente, era un infectado... fue muy veloz que tomó a mi pequeña hija de su pierna, sin dudarlo tomé el machete y le corté el brazo a lo que el infectado lanzó un grito desgarrador. Le dije a mi esposa que tomara a nuestra hija y que vaya lo más rápido posible a la fragata, a lo cual asintió. Estaba cara a cara con el infectado, tembloroso pero firme, tenía que lograrlo, tenía que salir de esta. El infectado se abalanzó contra mí, tomé el machete y le di el en cuello, él lo ignoró y me empujó contra el suelo intentando acercarse a mi cuello con el propósito de morderme, era asombrosamente fuerte, su agarre era brutal pero yo daba pelea, no iba a dejar que me mordiera, no tanto por mí si no por mi familia. Cogí fuerza tirándolo a un lado, me levanté y corrí lo más que podía, veía como mi esposa e hija gritaban y lloraban para que llegue a ese vehículo, veo como dos sujetos bajan de la fragata sacando unas armas, apuntándome... disparan pero a lo que creí que era un disparo para mí en verdad fue para el infectado, más que un disparo fue una corriente de electricidad que hizo que el cuerpo del infectado estallara esparciendo sangre y partes de el por todo el lugar. Lo había logrado, llegué a la fragata y abracé con mucha fuerza a mi familia. Un hombre desconocido me dice que pase otorgándome unas llaves para lo que supongo mi cuarto.
Se abre la puerta de la azotea saliendo varios de los infectados, corriendo hacia nosotros. Un hombre grita “¡ya vienen, vámonos!”, se cierran las puertas impidiendo el paso a los infectados, escuchamos como algunos golpean con mucha fuerza la fragata, pero despegamos. Veíamos  como algunos se lanzan hacia la fragata intentando subir pero tan solo lograban caer hacia la nada.

Cura MilagrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora