*Lo siento de verdad! no se que ha pasado, pero me acabo de dar cuenta de que se me ha borrado todo el capítulo. Perdón, aquí lo tenéis. Ella*
Paso por el pasillo con una caja en las manos. Abro de un empujón la puerta de mi nueva habitación, y dejo caer la caja en el suelo con un suspiro. Miro alrededor. La habitación, como el resto de la casa, está renovada, y mi madre, que es decoradora de interiores se encargó de que yo misma diseñara mi habitación. Mi pequeño refugio. Siento como si fuese mía de siempre.
A primera vista, una gran ventana con una repisa llena de cojines para leer, y un par de mantas, al lado, unas estanterías enormes. En esa esquina, mi escritorio. Al otro lado, dos puertas. Una da al vestidor, siempre quise tener uno. Y el otro, da al baño. En la pared de enfrente, un par de escalones llevan a otra mini habitación, con una cama doble que encaja perfectamente en el hueco de la habitación. Me encanta.
Abro la caja, y empiezo a sacar cosas. Libros, más libros, mi necesér, maquillaje, pomadas, cremas, tintes etc. Lo llevo al baño, y empiezo a colocar todo en su lugar. Por último, saco la poquísima ropa que he podido traer. Miro desolada mi exiguo vestuario, y frunzo el ceño.
Justo entonces, entra mi hermano por la puerta con otra caja. La deposita en el suelo, y mira alrededor. Suelta un silbido de admiración.
-He de decirlo, Des, me encanta tu cuarto. Aunque el color de las paredes no me entusiasma, pero no está mal. Las vistas son impresionantes.- Mira por la ventana, que da a la parte de atrás, donde hay un bosque precioso.
-Eh, ¿Qué está mal, Des?- Mi hermano me mira buscando una explicación, por lo que le señalo el diminuto montón de ropa que está en la silla.
-Esa es toda mi ropa. No sé que voy a hacer con tan poca cosa, Fer, apenas tengo camisetas, ¡Ni hablar ya de ropa interior!- La desesperación se filtra en mi voz. Fer me abraza.
-Sé que esto de mudarse es duro, pero te diré lo que vamos a hacer. Te voy a llevar de compras. ¿Qué dices a eso?- Me guiña un ojo, mientras yo le sonrío entusiasmada.
-¡Bien! Deja que me arregle un poco y salimos. ¿Sabes si hay algún centro comercial cerca?- Digo mientras entro corriendo al baño a por algo de maquillaje.
-¡Si! Apenas a diez minutos en coche.- Salgo en un periquete y me dirijo hacia la puerta. Fer me sigue, y juntos bajamos y pasamos por la cocina donde mi madre está trajinando.
-¡Mamá! Me llevó a Desiree de compras, que apenas tiene ropa.
-De acuerdo, ¡Pero no tardéis!- Fer y yo nos sonreímos mientras salimos corriendo y nos metemos en el coche. A veces mi madre es una ingenua. ¿Fer y yo en un centro comercial? Un peligro.
Llegamos en seguida, y pasamos unas buenas tres horas recorriendo de arriba a abajo todas las tiendas. Para cuando terminamos, yo estoy eufórica con mis compras, me han parado en cinco tiendas por si había robado algo, Fer ya había conocido a un grupo de chicos de su edad que iban a la misma universidad que él, y dos de ellos me habían dado sus números entre guiños, los cuáles tiré a la basura nada más desaparecieron de mi vista.
-¿Porqué has tirado sus números? No es que me guste que les llames sin conocerles, pero no parecían mala gente.- Le miro incrédula y me río.
-Porque no estoy interesada en ellos, ni para un lío, ni para una relación. Además, no les conozco.- Me encojo de hombros y cambio de tema de conversación.
Al llegar a casa, nos encontramos con mi madre.
-Chicos, ya estáis aquí. Perfecto. Acabo de encargar pizzas y ensaladas. Dejad todo eso y venid. Pronto llegará vuestro padre.- Nos sonríe con dulzura, y desaparece en el salón.
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No me odies.
RomanceDesiree lo ha pasado muy mal en el pasado, pero espera que mudarse la ayude a comenzar una nueva vida. Nuevo aspecto, nuevos amigos, una personalidad más abierta. no quiere sufrir más. Sin embargo, empieza a sentir algo por alguien que no debería, y...