AMARRE. ⚊𝐯𝐡𝐨𝐩𝐞 ❞

CHAPTER THREE

Corrió y corrió hasta llegar a uno de los mas bajos barrios de la zona.

Todo era tenebroso, gente alcoholizada o que yacían en el suelo era mucha las que podía ver.

Solo pudo aferrarse a aquellas finas hebras de cabello, como si alguien quisiera arrebatárselas.

Paro justo frente a una casa algo vieja y descuidada, parecía ser una tienda pero no cualquier tipo de tienda, era como una de antigüedades.

Miro bien aquel local, dudando si entrar o no... Aunque finalmente entró.

Lo primero que pudo ver era un pequeño escritorio con la caja donde guardaba dinero.

Mirando mas a fondo podía ver un montón de objetos raros y viejos, en su mayoría parecían ser pertenencias de una bruja.

—Te estuve esperando, muchacho...

Aquella voz que, aunque no grave o tenebrosa, era inquietante e intrigante.

—D-disculpe, vengo porque quiero que haga un..

—Un amarre. —interrumpió acertando a lo que quería.

Una expresion de sorpresa se instaló en su rostro, pero estaba feliz de que ya supiera sus intenciones.

—Dime, TaeHyung, ¿Qué clase de amarre buscas? —habló mientas se perdía tras unas cortinas de alhajas.

Algo torpe y nervioso por el ambiente entro por donde aquella señora, ya algo mayor, lo había hecho.

Todo era demaciado oscuro y en centro de la habitacion podría ver una mesa redonda con unos objetos extraños para él.

La anciana tomo asiento justo frente a la misma mesa y lo invito a sentarse.

—Escucha, muchacho, los amarres no son algo a lo que debas tomar a la ligera —aclaró mientras acomodaba un par de objetos de la mesa, de una forma meticulosa y ridícula. —debes de estar seguro y dispuesto a atenerte a las consecuencias.

Él trago saliva ante la seriedad que le ponía al tema. ¿Realmente lo quería?, ¿Realmente valdría la pena?... La duda lo ataco pero el impulso ganó pero el los recuerdos de todo lo pasado fueron demasiados fuertes para hacerlo ceder.

—Claro que lo estoy. —aseguró.— Si no lo estuviera nisiquiera estaría aquí.

La anciana suspiró mientras extendía su mano hacia él.

—Dame los cabellos. —explico ya que el no comprendió al principio.

—A-ah, sí. —entrego las hebras pelirrojas.

—Puedes irte. —aclaró.— Deja todo en mis manos.

TaeHyung, feliz de poder ir se, se levanto de su asiento e hizo una reverencia antes de salir corriendo por donde entró.

Aquel sentimiento de alegría y esperanza recorría su sistema. Pero a la vez miedo y pesar por lo que dijo aquella bruja, el pequeño remordimiento en su estómago que no sabia si era por el sentimiento negativo o positivo, tendría que esperar hasta mañana por resultados...