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—¿P-Puedes darte prisa?

Chanyeol se dió la vuelta para prestar atención al pequeño detrás suyo, maldiciendo en nombre de todos los santos porque jodida mierda. Baekkie se miraba increíblemente guapo con sus mejillas sonrosadas y los ojos brillantes debido al alcohol ingerido.

Hacía apenas unos segundos que habían llegado al departamento de Chanyeol y aunque este no sabe muy bien en qué momento de la noche habían despertado sus instintos sobreprotectores, está seguro que tomó la mejor decisión apenas el primer bostezo salió de los delgados labios de Baekkie.

No lo pensó dos veces. De un segundo a otro, sus brazos ya estaban rodeando por completo aquel delgado y escultural cuerpo, pegándolo lo más posible a su pecho para alejarle de la muchedumbre ruidosa, tan característica del Exodus, y completamente dispuesto a llevarlo a cualquier lugar donde pudiera descansar tranquilo.

Recuerda haber pisado el acelerador despacio, permitiéndose conducir a una velocidad ridículamente lenta para tratarse de un Mercedes diseñado para corredores al volante y aunque no tenía ninguna intención de reclamar el cuerpo del chico esa noche, en algún tramo del camino se descubrió a sí mismo prestando demasiada atención a la complexión de Baekkie.

Era casi un pecado no echarle un vistazo de vez en vez, cuando con ayuda de sus manos pequeñas se acurrucaba un poco más en los muslos de Chanyeol que estaba usando como almohada, volviendo una tortura deliciosa para los sentidos del contrario el conseguir notar la curva bien pronunciada de sus caderas.

Es por eso que ahora, ya por fin parados frente a la puerta de su departamento, Chanyeol no puede evitar suspirar en grande con tal de vaciarse entero.

Porque la ecuación era simple: Estaba jodido, perdido en lo más profundo del deseo y él lo sabía.

Lo sabía y le gustaba.

—¿Pasa algo malo, Baekkie?— Chanyeol retomó su intento de conversación.

—Um...

—¿Baekkie?

—Y-Yo, Um...

Buscando su mirada, Chanyeol se acercó para rogarle que respondiera, al mismo tiempo que trazaba con su dedo índice la curva entre el blanquecino cuello y hombro de Baekkie.

—Dime.— Chanyeol rogó.

Baekkie miró al suelo.

—Quiero hacer pipí.

Un jadeo fue expulsado de los labios de Chanyeol y luego tragó duro. Estaba seguro que en cualquier momento este chico iba a asesinarlo porque joder, su dulzura era tanta que un infarto estaba dentro de sus posibilidades de muerte.

Con una sonrisa en los labios, y la mirada penosa de Baekkie todavía en sus pensamientos, Chanyeol abrió la puerta dejando al cuerpo contrario acceder primero. Sin embargo, antes de que Baekkie saliera disparado en dirección al baño, los instintos de Chanyeol gruñeron para permitirse marcar un poco de su territorio, dejando caer suavemente la palma de su mano directamente en aquel bonito y regordete trasero.

Baekkie gruñó cuando se dió la vuelta, mirando directamente a los ojos de Chanyeol.

Ambos chicos jadeaban. Sus bocas entre abiertas rogaban por dejar salir aquellas lenguas ansiosas de saborear el ligero sudor que iba colándose por el lado izquierdo del cuello contrario. La lujuria podía ser cortada con un hilo fino y al contrario de lo que Chanyeol creía, la tensión sexual no le molestaba a Baekkie en lo absoluto. En realidad, se encontraba completamente dispuesto a romper la burbuja con tal de sentir el deseo de Chanyeol lloverle a borbotones.

Cuidando De Baekkie °CHANBAEK°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora