Noche de Halloween

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Rogue miraba el atardecer, por aquellos enormes ventanales de la cafetería dónde trabajaba, se podía ver el encender de las luces de las lamparas del centro de la ciudad. La noche punto llegaría y con ello la escena que prácticamente todos los días se repetía. Tan pronto como su turno terminaba, lo vería entrar al establecimiento, con aquella enorme sonrisa que ahora aquel chico portaba todos los días.

-Sting.- Sonrío, bajando la vista, para tratar de ocultar el rubor de su rostro.  -¿Casi un mes he?.- Se dijo recordando aquel primero de octubre en que encontró aquel decadente y triste Sting, sentado boca abajo sobre una mesa.

Sting conducía por la calles de su vecindario. ¿Su destino?, aquella cafetería en donde el peligro trabajaba. Au tenia bastante tiempo antes de que el turno del chico terminara, peor quería llegar con tiempo para disfrutar de un café y poder contemplar a aquel chico que día a día lo cautivaba.

Aparco su moto frente al establecimiento. Descendió de ella, quitando se el casco de seguridad. Ingreso hasta la barra de la cafetería y se topo con un ojicarmesi, que al parecer tecleaba algo en la computadora del otro lado de la barra. Distraído de la presencia del rubio. 

-Hejem.- Sting fingir toser, lo cual puso en alerta al pelinegro.

-Bienvenido, ¿puedo ofrecerle algo?.- Pregunto amablemente incorporando su vista.

-Si. Quizá un lindo y sexy emo para llevar.-

-Imbécil.- Rogue sonrió tiernamente. Se moría por besar aquellos labios que lo habían conquistado, peor debía comportase. -Quizá sí esperas una hora.- Miro el reloj que estaba en la pared, y sonrío a manera de interrogante. 

-Me parece justo. Un ahora, por todos una noche a tu lado. ¿Es un trato?.-

-Es un trato.- Rogue sonrió.

-Mientras te observo trabajar puedo tomarme un mocka blanco, con merengue de calabaza y cositas de chocolate.-

-Como todos los días.- Rogue anoto el nombre de Sting en el baso blanco.

Sting espero su café en barra, miro como el pelinegro se fue y luego de unos escasos minutos regreso con su pedido.  

-No tardare, y podremos irnos.-

-Sabes que te esperaría en la salida el tiempo que fuera necesario.- Sting guiño un ojo.

-No lo dudo.- Recordó cómo conoció al rubio.

Sting contemplaba plácidamente disfrutando de su bebida. Miraba a Rogue trabajando. Cada centímetro cuadrado de ese chico le encantaba. Todo sus ser lo embriagaba, todo en él era perfecto para Sting.

-Un mes.- Pronuncio luego de darle un sobro a su bebida.

Un mes en el que Rogué había sido su mundo. Un mes en el que habían compartid tanta cosas, que pereciera que su relación era de años. Un mes en el que se habían dedicado a explorara sus cuerpos, refugiados en la intimidad de la oscuridad, encerrados en cuatro paredes que les permitían ser mas libres que nunca. Y Sting quería más.

Un no sabia muchas cosas de Rogue, pues este seguía siendo encantadoramente y misteriosamente reservado y hasta cierto punto cerrado. Pero eso no le importaba al rubio, no necesitaba saber más de lo quema sabia de él. Lo que sabia era que Rogue era alguien importante en su vida.

Sting miro salir al pelinegro por aquella puerta. Rogue se acerco hasta la moto del rubio donde este estaba recargado. Y por fin puedo hacer lo que no pudo hacer por una larga hora. Besar los labios del rubio. Luego de que aquel fugaz momento termino, sintió la necesidad de aferrarse al pecho del ojiazul.

Autumn Afternoon (StinGue)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora