Día de los Muertos -PARTE ÚNICA-

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-¿Sabes qué día es hoy Masaya?-preguntó el pelirrojo a su hijo de seis años quien negó con la cabeza esperando a la explicación de su padre.

-Hoy es 2 de noviembre, es el día de los muertos.-El niño lo miró y sus ojos heterocromáticos se iluminaron al tiempo que una preciosa sonrisa apareció su rostro.

-¡Hoy viene a visitarnos mamá!-el pequeño peliceleste anunció emocionado. Seijuro asintió y prendió las velas del altar de su amado esposo antes de acariciar su foto.

Extrañaba a su Tetsuya.

Pero nada se podía hacer ahora, su alma gemela fue víctima de una terrible enfermedad que no pudo curar a pesar del dinero que poseía. Masaya, su hijo, solo pudo disfrutar de su madre, como el le llamaba, por cuatro años.

Miró al pequeño peliceleste acomodar sus juguetes para que Tetsuya no le regañara y se sintiera orgulloso de él. Su atención se vio dirigida a las luces de las velas que parecieron parpadear e incrementar su brillo. Eso solo podía significar una cosa, paseó su mirada por la habitación hasta que su mirada se cruzó con los ojos zafiros de su amado.

-¡Mamá!-el grito del pequeño se ganó la atención de ambos de inmediato, Tetsuya se acercó a su pequeño y lo alzó en brazos.

-¿Cómo está la pequeña luz de mamá?-preguntó besando repetidas veces el rostro de su primogénito.

-Bien.-contestó animado.-ya te extrañaba.-dijo con un hilo de voz, no quería hacerlo, pero no pudo evitar llorar. Por fin veía a su mamá después de un año.

-Yo también los extrañaba.-contesta acariciando los cabellos de su bebé.-Sei...-comenzó a decir el peliceleste sin embargo sus palabras se quedaron a mitad de camino al levantar la mirada y encontrarse con la imagen de su amado pelirrojo llorando.

-Tetsuya, no vuelvas a irte.-pidió sumándose al abrazo familiar. Esa mascara de seriedad y semblante impasible que portaba regularmente desaparecía siempre que estaba con su familia, y si bien no era fácil hacer llorar a Akashi Seijuro, la situación lo ameritaba. Por fin veía al amor de su vida después de un año completo.

-Es lo que más quisiera Sei.-dice sintiendo el calor de los cuerpos de sus amados contrastar con el frio del suyo.-Pero sabes como es esto. No puedo quedarme aunque así lo desee.- acaricia la mejilla de su esposo y deposita un beso en los labios del mayor.

Masaya miraba la escena tranquilo, los besos entre sus padres no le resultaban asquerosos; siempre le resultaron tiernos, sabía del amor que se tenían los adultos y que esos besos eran sus muestras de afecto. No se quejaba de que su padre estuviera acaparando la atención del peliceleste, pues sabía que desde la muerte de su madre, aquellos besos solo podían dárselos un único día al año.

Se separaron y se miraron con cariño.

El pequeño peliceleste se abrazó a sus padres apreciando el momento, porque en ese momento eran una familia completa, y no podía pedir nada más.

El día en la casa de los Akashi transcurrió entre risas, conversaciones y juegos. El ambiente era cálido, nadie quería que la medianoche llegara, pero a pesar de sus deseos el tiempo no se detuvo y el reloj marcó las 23:59, era hora de despedirse.

-Ya es hora de que me vaya.-dijo con lágrimas en sus ojos.-Masaya, se un buen niño ¿Si? Trata de no hacer renegar a tu papá. Mamá te ama, estoy muy orgulloso del niño que eres.-se inclinó y besó la mejilla del menor.

-S-si.-contestó mientras algunas lágrimas caían por sus mejillas.-Yo también te amo mamá.-dijo y se abrazó a las piernas de su madre.

-Sei/Tetsuya.-los adultos hablaron al mismo tiempo y rieron levemente.

-Tu primero Tetsuya.-dijo el pelirrojo mirando a su esposo.

-Gracias por haber preparado el altar para que vuelva, no puedo creer que el día se haya ido tan rápido.-empezó y una sonrisa triste se formó en sus labios.-gracias por cuidar tan bien de Masaya, es un niño increíble.-se acercó a su esposo y limpió una lágrima rebelde que recorría su mejilla.-Te amo Seijuro.-Susurró y unió sus labios con los del pelirrojo.

Las luces volvieron a bajar y en la habitación solo quedaron dos personas que no podían contener las lágrimas.

-Yo también te amo Tetsuya.-susurró sabiendo que el peliceleste ya no estaba ahí.

Tomó a su hijo en brazos y lo llevó hacia su habitación, esta noche dormirían juntos.

El peliceleste dejó su abrigo en el perchero de la entrada y se paseó por la residencia buscando señales de su esposo o de su hijo. Era inusual entrar a la mansión y no ser abrazado por alguno de ellos.

La pantalla de la televisión mostraba el menú de inicio de la película "Coco", al parecer su esposo y su hijo se durmieron viendo la película. Notó lágrimas bajar por las mejillas de sus amados y decidió despertarlos.

-...uro... ijuro... Seijuro...- el pelirrojo abrió sus ojos encontrándose a su amado llamándolo y, sin poder evitarlo, se lanzó a los brazos del peliceleste, tirándolo al suelo. -¿Sei...?

-Tetsuya ¡Estás vivo!-el mayor se aferró al cuerpo de su pareja y lo miró a los ojos mientras algunas lágrimas traicioneras caían por su rostro.

-¿Qué...?-la pregunta de Tetsuya quedó inconclusa, pues Masaya se había abrazado a sus piernas llorando.

-¡No vuelvas a irte mamá!-pidió sin soltar a su madre.- ¡No nos dejes!

-Pero solo fui a trabajar.-contesta aún sin comprender la actitud de sus amados.

EXTRA:

Se tropezó y sus amados se disculparon, sin embargo no se movieron de sus lugares. Tetsuya suspiró y terminó de poner la mesa con esfuerzo.

Todo el preparativo para poder cenar había tomado más tiempo del habitual.

¿El motivo? Seijuro y Masaya no lo soltaban desde que llegó del trabajo.


¡Muchas gracias por leer, espero que les haya gustado!

Día de los Muertos - AKAKURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora