IV

24 0 0
                                    


    Thura no vivió en una casa establemente, ella solo exploraba y donde creía oportuno pasaba sus noches. LLego a descansar entre piedras, altas hierbas, arboles, cuevas con grandes riesgos... Pero ninguno le dejo marcada como descansar en el templo de Redmus... Templo de Ardeigne. Una noche, investigando en lo alto del volcán Igenemos, se vio sorprendida por una cercana presencia que le puso en alerta. Antes de poder posar su mano en la empañadura de su espada, pudo ver de reojo al ardiente dios: Thura estaba a borde de lo de lo inimaginable, cierto era que sentía un fuerte calor cada vez que el estaba cerca, sabia que su mirada a ella era distinta a la que le ponía a otras mujeres, el trataba de tontear con ella cada vez que la veía, no verbalmente, solo con sus ojos color escarlata...

    Redmus la miro de arriba a abajo, solto una de sus inigualables sonrisas lujuriosas y dijo...

    - Thura... ¿Por que una mujer tan gélida en un lugar cálido y lleno de fuegos...?

    - En búsqueda de una zona donde reposar, y he llegado este inesperado sitio...

    - Te ofrecería un establecimiento digno de tu índole, pero viendo tu postura no creo que ansíes descansar en mi templo...

     - En ninguno momento me he negado a  pasar una noche en tu santuario, Redmus...

    - sígueme...

    Entonces Redmus llevo consigo a Thura, para mostrarle su caluroso hogar. Una vez subido todas las escaleras y pasando las columnas a dentro, Redmus se giro inesperadamente a pocos centímetros de la exquisita huésped de la noche y hablo...

    - Es extraño...

   - ¿Hay algo extraño o fuera de tu alcance...?

   - Entonces explícame como al fin estas aquí...

   - ¿Al fin?

  - Crees que la exageración de tu fuerza te hace parecer menos atractiva... Pero realmente eso es lo que me llama la atención, es algo que no paro de pensar...

   - no pienses... actúa.

    Para Thura los ojos Granate de Redmus se incendiaron mas que nunca, una fuerte ráfaga de calor consumía el cuerpos de ambos y Redmus tomo sin modestia las caderas de esta, la unió a su cuerpo y sus labios comenzaron a jugarle a la boca de Thura el remedio para calmar su calor, que iba en aumento. En ninguna de las dos cabezas pasaba la idea de como podían acabar así, y es que desde el primer día que se vieron, Redmus ya había clavado su mirada en esas curvas pronunciadas, algo de lo que incluso sus hermanos se habían dado cuenta...

     Thura sin negarse se aferro al cuerpo sudoroso del dios, notaba los bruscas caricias de fuego que descienden en su cuerpo, despojándola de toda prenda u arma que iban calleando al suelo a cada paso que daban hasta sus aposentos. La respiración se acorta al besarle, todos sus sentimientos se humedecían, ella agarraba su dorso, subía por la linea de su espalda, arañandolo. Redmus en cambio, hacia que sus labios consumieran su cuello, pecho ya desnudo, hasta rozar, lamer y morder descaradamente esos frutos ya maduros, bajando hasta su ombligo y usando su lengua para fines mas desvergonzados. Thura se vio envuelta en una salada y sensual situación de la que gozaba. Inesperadamente, el ser omnipotente se adueño de los tiernos muslos de la chica y la dejo recostada sobre las cálidas mantas y sabanas, este se termino de desvestir mostrando su robusto cuerpo, realmente ''forjado por dioses''. Redmus, que también se unía a el bochorno que desprendían las mantas, juntó sus caderas con las de la muchacha y abría la valiosa ofrenda que había entre sus piernas, estrenándolo con la entrada del dios a su cuerpo. El gemir se hace interminable, ella pide pides y se desorbita, el con un movimiento rupestre, la desconocía, los ojos se encuentran, las pieles se ciernen con solo tocarse y los manjares de este acto saborean lentamente la dulce miel...

    

    


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 03, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cross PotestatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora