Capítulo 10.

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Secrets.

Capítulo 10.

 Me removí por décima vez en la cama, aún no podía dormir. La respiración de Vanessa era calmada. Si ella no hubiese llegado estaba segura de que Jules y yo nos habríamos besado, el recuerdo de como sus labios se movieron cuando me dijo que yo le gustaba estaba latente en mi mente, quería correr e ir a la fuente para decirle que también me gustaba, pero yo no podía hacer ese tipo de cosas, así que estaba tratando de conciliar el sueño.

 Mañana debería contarle a Vanessa todo lo que ocurrió antes de que llegáramos al edificio central. Ella debía saber que clase de persona era Harry. 

***

 Estiré mi brazo para apagar el despertador pero la luz del dormitorio estaba encendida y envió una corriente a mi cabeza combinada con una fuerte jaqueca. Vanessa estaba frente a mí aplicándose un poco de crema hidradante en su cuerpo, extendió su brazo para yo levantarme. Solté un buenos días pero pareció más un balbuceo. Cerré la puerta del baño detrás de mí y empecé a ducharme.

 El agua de la regadera caía ferozmente sobre mi cabeza, si algo había aprendido era que el agua fría me estabilizaba y me sacaba rápidamente de mis pensamientos. Vanessa dijo algo sobre el sonido del agua, pero no le presté atención. 

   —¿Qué me ibas a contar? —dijo cuando me vio saliendo de la ducha en toalla. Ella estaba secando su cabello frente al espejo del baño.

   —Son muchas cosas —solté un suspiro—. Empecemos porque el Martes tuvimos un castigo por mi culpa, Dakota se enfureció y Codd desabrochó mi cárdigan frente a todos sus amigos —la observé varios segundos, su expresión no cambió—. Después Dakota se burló de mí y yo le rompí la mandíbula —su expresión cambió a una sonrisa—. Codd, Mike y Harry se enfurecieron y los dos últimos fueron a amenazarme y como traté golpearlos Mike dislocó mi muñeca y después pegaron un montaje de mi cara sobre el cuerpo de una modelo semi-desnuda y le entregaron copias de ese montaje a mucha gente y...por último...Dakota estaba diciendo ridiculeces en la Cafetería en hora de descanso y la golpeé en las costillas, en los brazos y en los muslos —tomé mi cepillo dental.

   —¿Por qué golpeaste a Dakota? Si no lo hubieses hecho, si hubieses pasado por debajo de la mesa, esas cosas no habrían pasado —dijo haciendo unos rizos amplios en la parte inferior de su cabellera.

   —Algo es pasar por debajo de la mesa, otra cosa es dejar que te pisoteen. Yo no dejaré que ellos me pisoteen, lo siento mucho —respondí ásperamente—. Y Owen me besó, por cierto.

   —¿Owen qué? —medio chilló, medio gritó y dejó el rizador a un lado.

   —Me besó. Se suponía que iríamos por algo de comida y hablaríamos hasta que empezó el tema de las relaciones y de pronto me besó, por eso estaba aquí ayer cuando llegaste, estaba pidiéndome disculpas y yo le decía que no podíamos tener nada —mi voz pasó a brusca—. Ugh.

   —¿Por qué no? Owen es muy lindo, inteligente, simpático y es muy atento. Es tu tipo —me regaló una abierta sonrisa tomando su rizador de nuevo.

   —No es lo que necesito —solté un suspiro.

   —¿Acaso te gusta alguien más? No creo que haya otra persona de tu tipo sobre la faz de la tierra —soltó una risita.

   —No me gusta alguien más —mordí mi labio inferior.

   —Estás mintiéndome —me observó—. Te gusta Jules.

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