Prólogo-Desde la secundaria

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Hace mucho tiempo, descubrí que mi fuerza me hacía casi insensible al dolor. Casi. Hay ciertas zonas en mi cuerpo que, como las de cualquier otro sienten dolor bastante intensamente, quizá demasiado, aunque no me quejo.

El lóbulo de mis orejas

La zona interna de mis muslos

Mi espalda, solo por donde pasa mi columna

Y por último la zona baja en mi vientre

No son zonas fáciles de alcanzar por supuesto, menos aún cuando  me esmero en evitar que nadie se acerque allí...O al menos me esmeraba en hacerlo, hace poco descubrí que al ser golpeado en este tipo de zonas siento una extraña corriente eléctrica irradiando del lugar golpeado hacia mi pelvis, un placer indescriptible se podía notar en mis ojos cuando veía sangre caer por mis muñecas o prácticamente cualquier otra parte de mi cuerpo. Una vez dejé que alguien se acercara lo suficiente para que me ahorcara...Nunca olvidaré la de noches que me vine recordando aquello.

No era un placer normal, claro que no.

Era un placer masoquista realmente extremo y a mi parecer no era malo

No lo era hasta que él se enteró.

Orihara Izaya ahora sabía mi debilidad.

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