Eva

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Las alarmas sonaban estridentemente. Varias uniformados de azul recorrían los pasillos.

«Muevanse», dijo uno. «Tiene que estar por acá»

Sus  pasos se oían cercanos. Josué abandonó su escondite y empezó a correr. Dos de los tres uniformados salieron tras él.

Josué solo pensaba en una cosa mientras huía: "Ciudad cero".

Pues la búsqueda de la verdad  o más bien hallarla trae consecuencias. A veces consecuencias irreversibles.

La anteúltima clase lo había confirmado. Aquellos videos no era más que imágenes propagandísticas que influenciaban la mente de los ciudadanos de Chronos. Los mensajes se repetían una y otra vez. Reiterado bombardeo con variedad de mensajes subliminales, igual que la publicidad del siglo XXI, solo que ésta se insertaba directamente en la mente. Por ello abandonaban el lugar en un estado casi catatonico.

En un principio, pensaba que se había dejado influenciar por las locuras de su tío. Pero no era así.

Muy poca gente podía escapar a aquel lavaje cerebral, una de esas personas era él y la otra fue esa mujer: Eva.

Recordaba la mirada de ferocidad de esa mujer, tras arrancarse las Gafas de realidad virtual.

—¡Basta! No pueden controlarnos. No seremos marionetas. No lo lograrán. No nos exterminaran. —había dicho estrellando en el suelo el aparato, luego se dirigió al resto de la clase:—.  Levántense. No podemos permitirlo. Ciudadanos cero. Recuerden. Peleen

"Ciudadanos cero", Josué repitió.

Era un mensaje simple, pero efectivo. Al alzar ella la voz se produjo un cambio inesperado. Aquellas personas generalmente en estado estático comenzaron a moverse como si despertaran de un largo sueño. Josué solo los observaba, perplejo.

Una alarma interrumpió aquella escena. Al instante varias personas irrumpieron en el lugar. Eran guardias de cuerpos bio-mecanicos los reconocía por su uniforme azul.

Inmutables, tomaron a la joven y se la llevaron. La joven luchó pero los cuerpos bio-mecanicos eran fuertes y la arrastraron por el pasillo. El resto de ellos se quedó tratando de calmar a aquella masa de gente que acababa de despertar del ensueño.

Josué lo supo, era el momento de hallar la verdad. Aprovechando el ajetreo salió tras ellos.

La llevaban a un sector que desconocía. Allí frente a sus ojos apagaron su voz para siempre.

Un rostro conocido se hallaba con ellos. Era el socio de su tío, luciendo su nuevo cuerpo.

—Lastima, tenía personalidad . Pero Eva siempre fue un problema. Era la única solución. Será igual con cada Cuidado cero que se oponga a mí.

Josué retrocedió y su mala suerte hizo que algo cayera y las miradas recayeran en él.

—¡Atrapenlo!

No hubo tiempo de nada, en un momento se encontró huyendo

Había confirmado dos cosas: su tío tenía razón y no toda la gente allí estaba por su voluntad o siquiera era de Chronos.

La estridentemente alarma lo volvió a la realidad. El mapa del reloj de su muñeca indicaba que estaba en la cochera. Tomó uno de los autos. No sabía manejar pero sabía que debía huir.

Ciudad Cero. Ese era su destino.

La utopía de las marionetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora