10 años habían pasado desde que Jeongguk abandonó la ciudad. Y ahora, a sus 25 años volvía a donde todo comenzó.
Ese tiempo fuera con su abuela y algunos primos le había servido para poder aprender sobre ciertas cosas. Ciertamente él ya no es el mismo.
El brillo que poseyeron sus negros ojos alguna vez, había desaparecido, se lo llevó aquel chico de mirada gatuna.
Sin embargo, él decía que no le guardaba rencor, según Jeongguk, le sirvió como una lección de vida.
"Jamás entregar el corazón"
Quitando aquellos pensamientos del pasado, el ahora pelirrojo caminó por los largos pasillos del aeropuerto hasta llegar a la salida del lugar.
Sonrió cuando vio a su madre esperándolo fuera. Seguía igual, con unos par de años más, pero a fin de cuentas era ella, su pelo castaño oscuro caía por sus hombros, su cálida sonrisa -una característica suya- y algunas arrugas que se dejaban ver alrededor de sus ojos. Hermosa. Para Jeon su madre era un ser majestuoso.
--- ¡Mi niño!. --- chilló.
--- Hola, mamá.
--- ¡Ven y abraza a esta vieja!.
Con una risa se acercó a ella y la estrechó entre sus brazos.
--- Te extrañé tanto, hijo. --- pronunció con un hilo de voz. --- ¡Mira tu cabello! Pareces ketchup.
--- Gracias, madre. Tan linda como siempre. --- dijo con ironía.
Besó la frente de la mujer cuando se separó y le dedicó una de sus sonrisas más sinceras.
--- ¡Vamos, Ggukie! La familia te espera.
La mujer tomó una de las tres maletas y caminó por el estacionamiento del aeropuerto hasta que encontró el viejo auto.
El fornido muchacho subió sus pertenencias y se ubicó en el asiento del copiloto. La castaña le dedicó una sonrisa antes de arrancar y partir hasta su antiguo hogar.
--- ¿Y JiMin? ¿Por qué no lo trajiste?.
--- Terminé con JiMin, mamá.
--- ¡¿Qué?! ¿Por qué?.
--- Él quiso llevar las cosas a... algo más serio.
--- Explicate, Jeongguk. --- frunció el ceño.
--- Sí... ya sabes... --- titubeó --- JiMin quería que nos comprometieramos y yo no estaba preparado para tal cosa.
--- ¿Es que acaso no lo amas?.
--- El amor no existe. Es todo cosa del cerebro. --- dijo más frío y cortante que de costumbre.
--- Ay, niño... necesitas aprender unas cuantas cosas.
Su madre negó varias veces demostrando su disconformidad con el pensamiento de su único hijo.
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--- Realmente no entiendo esa manía de hacer las despedidas de solteros un día antes de la boda.
--- Ya deja de renegar. Es lo único que has hecho desde que llegaste.
--- ¡Lo siento, lo siento, lo siento!.
--- Quiero ver esa linda sonrisa en tu rostro cuando NamJoon venga a buscarte.
--- ¿Nam... qué?.
--- NamJoon, hijo, NamJoon. -- dijo su madre ya perdiendo la paciencia.
--- ¿Y ése quién es?.
--- ¡El prometido de tu prima, Jeongguk!. ¡Presta atención a lo que te digo!.
--- Tranquila, mamá. Haré mi mejor esfuerzo por no cagarle la noche al tal NamJun.
--- ¡NamJoon!. --- gritó.
Él sabía que pronunció mal el nombre de aquel sujeto. Pero extrañaba ver como su madre perdía la paciencia en cuestión de segundos. Rió con ganas cuando ella giró a verlo.
--- Tranquila, mujer. Te saldrán más arrugas.
Con una sonrisa burlona se acercó a la castaña y besó su frente.
--- Me portaré bien.
--- Eso espero. --- lo fulminó con la mirada --- Ya me iré con las chicas. Nos vemos mañana, hijo.
--- Adiós, mamá.
Alrededor de quince minutos pasaron hasta que el tal NamJoon vino a buscarlo. No sabía muy bien cómo tendría que vestirse, así que fue a lo seguro; pantalón negro que se ajusta perfectamente a sus tonificados muslos y una camisa del mismo color con los primeros botones desprendidos.
--- ¿Jeongguk, no?. --- preguntó el joven.
--- El mismo. --- Sonrió para el que suponía era la pareja de su prima. --- ¿Eres NamJoon?.
--- Efectivamente... bueno, andando, hay que disfrutar está noche.
Asintió lentamente y tomó sus pertenencias para guardarlas en los bolsillos de su pantalón, para así poder salir de la casa de su madre.
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Había olvidado cómo eran las noches en Seúl. No había mucha diferencia, pero aún así prefería su ciudad.
--- ¿Tú vivías aquí?. --- preguntó curioso el peligris.
--- Sí. --- confirmó. --- antes de cumplir 16 decidí irme a Busan con mi abuela.
--- Vaya... ni siquiera se siente tu acento de Seúl, cualquiera diría que provienes de Busan.
--- Me alegra escuchar eso. --- rió --- preferiría olvidar mi vida en Seúl.
--- ¿Por qué?.
--- Se podría decir que sufrí un mal de amores. Era un niño tonto con grandes ilusiones.
--- Ya veo... los primeros amores son una mierda. Te lo digo por experiencia.
Le dedicó una sincera sonrisa y se dispuso a mirar el camino hasta el antro donde se llevaría a cabo la despedida.
Al parecer el gran sujeto a su lado poseía un gran caudal, alquilar ése lugar costaría un dineral. Apreció cada detalle del hermoso sitio deleitandose con la decoración y el ambiente.
--- ¿Lo has reservado sólo para la despedida?.
--- Sólo la mitad. Será como una sección VIP. La otra parte está habilitada para el público.
Asintió unas cuantas veces mientras observaba cada detalle. Estaba maravillado. Si así es el lugar en donde harán la fiesta, no se quería imaginar cómo sería la boda.
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Éste es un capítulo más bien aburrido. Es nada más para explicar la llegada de Jeongguk a Seúl, y el por qué regresó.
El tercer capítulo es el penúltimo. Espero que le esté agradando hasta el momento. ♡
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Karma Is a Bitch || KookGi.
Fanfiction❝¿Crees en el karma?... Pues... Jeongguk lo hace.❞ ➣ KookGi. ➣ YoonGi bottom. JungKook top. ➣ Historia corta. ➣ Pertenece a mi autoría. ➣ Estado: concluída.