La casa de juguetes

Entre juguetes

Debo admitir que soy una persona distraída y que normalmente suelo perderme con facilidad pero nunca me imaginé despertar en un lugar totalmente desconocido para mí. Lo último que recuerdo...realmente no recuerdo bien, mi memoria está borrosa y los fragmentos de mis recuerdos no me ayudan mucho.

Tengo miedo, estoy totalmente sola en esta habitación, me siento mareada como si me hubieran sedado, veo las cosas borrosas y mi chaqueta está empapada de sudor. Lo único a mi alrededor son juguetes...la verdad nunca me han agradado los juguetes en especial las muñecas (siento que sus ojos sin vida observan mis movimientos) es un miedo estúpido para alguien de mi edad pero sigue siendo muy latente en mí.

Mis piernas están adormecidas, me siento como un títere sin titiretero. ¿Cómo terminé aquí? ¿En dónde estoy?. Muchas dudas y pocas respuestas, la única forma de salir es esa puerta frente a mí, la única fuente de salida está bloqueada. Dejé mi celular en casa así que no tengo forma de comunicarme, este es un verdadero problema.

Pasan las horas, hambre y sed se hacen notar y en esta habitación no hay comida ni agua. La desesperación comienza a apoderarse de mí, la situación empeora y se me acaban las ideas. Mis manos me duelen al igual que mi garganta (he estado gritando y golpeando la puerta por horas). Debo descansar, pensar mejor mis ideas y dejar de desesperarme, me alegra no ser claustrofóbica.

Descansé bastante tiempo, recostada en el piso, sobre mi cabeza una almohada rosa con pequeños lirios morados de decoración. Al despertar me dí cuenta de algo aterrador, no era la única en ese lugar. Mi nombre estaba escrito en letras mayúsculas con un marcador rojo permanente y abajo decía "bienvenida a la familia".
Una gota de sudor frío atravesó mi cuerpo, había un pastel y un jugo de manzana (mi favorito por cierto) puestos en una mesa para ser degustados por mí. Alguien entró mientras dormía, alguien quiere un nuevo miembro en la familia.