Año 2014
A pesar de que no soy el primogénito de mi padre (ya que mi hermano mayor prefirió ser pediatra) acababa de ser ascendido al puesto de vicepresidente del mejor bufete de abogados del país, Golden Abogados.
Siendo hijo del dueño de la firma, era mi turno de hacerme cargo del liderazgo, la fama y responsabilidad que en un futuro heredaría por completo. Sin embargo, una parte de mí (para ser más específico un 99% de mí), sigue sin creer que un chico como yo tenga un cargo tan importante en una firma. A veces pienso que no podré lidiar con esa gran responsabilidad. Un jefe, debe ser un líder arriesgado, respetado y sin temores para poder dirigir a otros profesionales del bufete. Y el caso es que yo no soy así, para nada. Ni me acerco un poquito.
Cuando llegué al bufete por primera vez, mi padre que se hace llamar Jack Golden en la oficina, quería que su hijo comenzara desde cero como él lo hizo en su juventud, es por eso que cuando empecé a trabajar en servicios administrativos, nadie sospechó que yo, Miles Gray, era hijo del dueño del bufete.
Por una parte era mejor, ya que no me iban a subestimar solo por estar relacionado con el jefe, pero por otro lado; mi personalidad se convirtió en mi enemigo. Siempre he sido una persona tímida que acata a las órdenes de los demás con tal de evitar pelear, en otras palabras, me había convertido en el sirviente de todos mis compañeros de trabajo. Ya que yo era el menor de mi grupo, tenía que ayudarles a terminar o hacer completamente sus papeleos, comprarles café, hasta traer sus trajes de la tintorería a la oficina. Todas esas cosas y más, tenía que hacer sin descuidar mi propio trabajo.
Llegué a odiar mi trabajo, pero afortunadamente solo duró medio año. Después, ascendí como ayudante de uno de los miembros del bufete. Esta vez no fui el sirviente de nadie, al contrario, el Dr. Lewis me enseñó muchas cosas sobre procedimientos fiscales, permitiéndome acompañarle a los tribunales. Fui más un aprendiz que un simple secretario, éramos como Obi-Wan y Luke entrenando para destruir la estrella de la muerte. Amaba trabajar al lado suyo, pero no todo lo bueno dura.
Luego de un año transcurrido, tuve que separarme de mi mentor. Cuando él cumplió sus 64 años, su turno de jubilarse había llegado. Ese mismo día que se retiraba, le comenté que aún quedaba un caso pendiente ante el juez sobre una supuesta extorsión telefónica hecha por uno de los clientes de la firma. Esto sería pan comido para el Dr. Lewis, sin embargo me tomó por sorpresa cuando me ofreció de repente hacerme cargo del caso.
No sabía cómo reaccionar en ese momento. Por supuesto que tenía miedo, pero a la vez emoción de que después de años en la escuela de derecho dieran por fin sus frutos. O eso era lo que esperaba.
Llegué al tribunal acompañado de mi cliente. Estaba sumamente nervioso, mis manos me sudaban y tomaba agua a cada instante hasta dejarme con ganas de hacer pis. En la primera parte de la sesión donde el acusado (mi cliente) era interrogado, tenía yo que levantarme y hacerle un par de preguntas. Al principio se escuchaban gallos saliendo de mi boca cada vez que intentaba decir una palabra. Los nervios me estaban consumiendo, al igual que el tiempo de la sesión. Giré hacia el público, esperando despejar mi mente, pero en eso encontré dos rostros familiares. El primero me tranquilizaba al verlo, ya que se trataba de mi mentor, pero luego miraba al señor que lo acompañaba y los nervios brotaban nuevamente.
«¿Por qué tiene que estar él aquí?» pensé asustado al ver a mi padre moviendo su cabeza de lado a lado.
Necesitaba tranquilizarme ya, el tiempo corría. ¿Pero cómo? Tenía una idea, pero no sabía si era bueno utilizarlo. En la escuela, había llegado ser campeón de oratoria, mis profesores decían que podía lograr ser un gran orador algún día. Lo que ellos no sabían era que mi secreto para ser el mejor de la clase, era que me imaginaba ser otra persona, como si estuviera actuando en una película. ¿Acaso usar ese método me salvaría en el tribunal? Debía arriesgarme.
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Mi Dulce Venganza
HumorQuién iba a pensar que después de diez años de dejar la escuela secundaria, Miles volvería a encontrarse con su peor pesadilla. Miles Gray, miembro y heredero del mejor bufete de abogados del país, volvería a tener que lidiar con aquella niña que ma...