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TITULO: Tu mayor temor

PERSONAJE: Samantha Robinson

ADVERTENCIAS: Algo triste

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No todo era tan malo. Tenía que intentar ver lo positivo de la situación. Tenía años que sus padres no le ponían tanta atención, no desde el incomodo divorcio por el cual habían pasado cuando ella tenía apenas 6 años; y tampoco tenía que ir a la escuela, aunque tendría que hacer todas las tareas para que Damian las entregara por ella.

Damian.

Era lo único malo de estar internada, el no poder ver su tonta cara todo el día.

No es que lo quisiera. Por supuesto que no. Simplemente era menos insoportable que al inicio el convivir con él.

Podía ser un maldito insensible, egoísta y odioso; pero muy, muy, pero muy en el fondo de su casi inexistente corazón tenía algo de bondad.

Tal vez el convivir con él durante 4 meses por tener que cuidar a esos muñecos del demonio no había sido tan malo ya que había podido conocer la superficie de su verdadero ser.

O tal vez era esa tonta terapia de pareja a la cual estaban obligados a asistir por los "Pequeños accidentes" que habían ocurrido con sus hijos a los cuales aun no se decidían complemente por sus nombres la que le estaban haciendo cambiar de opinión.

Demonios esa psicóloga era malditamente buena.

-¿Hoy también vendrá su novio a verla?- la voz de la enfermera que estaba revisando sus signos la sacó de sus pensamientos.

-No es mi novio- contestó sonrojada la chica -Es un... amigo por así decirlo, ya lo eh dicho antes-

-Es muy apuesto- sonrió la enfermera -Y siempre nos interroga sobre su estado como si fuera todo un doctor-

-Es un metiche- reí divertida aunque me arrepentí al sentir el dolor en la herida -Solo quiere que ya salga de aquí para poder ayudarle con Aria y Eiden- hice una leve mueca de dolor

-Tt... no soy un metiche, simplemente no quiero convertirme en un padre soltero- contestó el mencionado apareciendo en la puerta de la habitación con dos pequeños bultos en manos -Y se llaman Thomas y Amelia-

-Los dejaré solos- la enfermera me guiñó el ojo a lo cual solo pude sonrojarme mientras mi compañero se introducía a mi habitación.

-Tenemos que elegir unos nombres que nos agraden a ambos tarde o temprano- sonreí de lado al verlo para intentar ocultar el dolor que me había dejado el haberme reído.

-Te dije tu podías elegir los nombres si dejabas que tuvieran mi apellido-

-Ni loca- negué al instante -Wayne es un apellido lleno de responsabilidades- hice una leve mueca -Mis hijos no se definirán por quien es su padre o su apellido, ellos podrán elegir quienes ser-

-¿Seguimos hablando de los muñecos?- alzó una ceja curioso mientras los dejaba a mi lado para que los abrazara

-Creo que me proyecté un poco- aclaré mis garganta mientras miraba que nuestros hijos de nuevo traían ropa más cara que mi celular aunque no le reproché nada, estaba cansada y una discusión solo me terminaría agotando.

-Entiendo eso- logré escuchar que susurraba mientras se acercaba a mi expediente para ver mi evolución -Si sigues así podrás salir en un par de días, la toxina ya no está en tu organismo, solo te tienen en observación por la herida que recibiste-

Robin's One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora