Capitulo 3 Un lugar frio y lugubre.

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Estoy cansado, adolorido y con mucho sueño, quiero descansar, cerrar definitivamente mis ojos. ¡Como duele quitarse la vida!.

Ha pasado mucho tiempo desde que ocurrió ese fatídico dia; tengo un nuevo amigo. El se quitó la vida de un tiro en la cien. Un día apareció en mi camino y me ha ayudado a sobrellevar esta penuria. Samuel, así se llama, es muy espiritual aún no entiendo porque se quitó la vida. El me dice que el demonio esta atento se apodera de nuestras mentes y aprovecha nuestras flaquezas. El dice que su único problema eran las deudas y tenía como responder pero que un día en su cabeza comenzó a retumbar un pensamiento que comenzó a mortificar lo día y noche. Una voz le decía que la única forma de acabar con las deudas era matándose y lo hizo. Así lo hizo...

Camina al lado mío y hay momentos en que lo veo llorar. Menciona siempre el nombre de su madre.

Me dice:

-Mi madre todos los días hace dos rosarios por mi eterno descanso y cuando lo hace siento paz, ella tiene fe que yo voy a entrar al reino de Dios y dejaré de penar- mi pobre madre!

Yo en cambio quedaré penando toda la vida; porque mi madre está sumida en la tristeza y reniega de Dios, lo culpa de su tragedia. Ahora está más entregada a su trabajo ya no va a misa y no admite que me nombren para nada.

Mis hermanos siguen su vida normal, los veo felices, ya no se acuerdan de mi y de mi abuela ni se diga, tiene Alzheimer, todos los recuerdos se han borrado de su mente.

Mi novia mi gran amor se casó con mi mejor amigo, las cartas que le dejé las quemó. Ya nadie se acuerda de mí.

Solo me queda este sitio, que no es ni el infierno, ni el purgatorio. Soy como parte de la atmósfera, como el hombre invisible. Todo lo veo y siento pero nadie percibe mi presencia; solo mi perro quien se compadece de mi y me da agua cuando estoy sediento.

Samuel me ha enseñado un lugar que me permite desde allí contemplar a mi padre, se ve que sufre por mi. Un día que lo contemplaba el voltio y me miró fijamente; -¡Mi padre me miro- ¡Padre, padre- grite, extendí mis manos pero el volteo y desapareció.

Samuel me dijo que no volviera hacer eso, porque mayor sería mi sufrimiento, más dolores sentiría mi cuerpo y perturbaria el Alma de mi padre.

-Solo tenemos una oportunidad para salir de este lugar y dejar de penar- dijo Samuel.
-¿cuál? Pregunte algo asombrado...

-Que evitamos que otras personas cometan nuestro error.-

¿Como?, si estamos muertos!

-Esa la misma pregunta que me hecho durante 7 años que llevo en este cautiverio....

Después del suicidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora