Cortos Hot-ELOUNOR

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Cuenta Ele:

Solo faltaba un día para mi casamiento, y yo me encontraba frente el espejo, con mi vestido blanco de novia. Me miraba de frente, de perfil, de atrás, debo admitir que me quedaba muy bien, era el vestido soñado. Todo marchaba a la perfección, no tuvimos ningún inconveniente con los preparativos para la boda, pero algo me faltaba. Era algo que no se podía comprar y algo que me molestaba no estar sintiendo, no tenía ganas, no sentía estar preparada, no sentía entusiasmo ni nervios. Dudaba muchísimo, últimamente mi marido era un tipo aburrido, y no experimentaba ese amor que le tenía los primeros años de novios. Lo quería muchísimo, sí, pero no lo terminaba de amar aunque me esforzaba por hacerlo, sin embargo era él quien me lo impedía gracias a algunos actos que no me cerraban.

El timbre de la puerta sonó, sabía que no era Gastón, abrí, y ni siquiera me percaté de que aún seguía con el vestido puesto. Me llevé una gran sorpresa, allí estaba Louis, con esa sonrisa perfecta y sus ojos tan penetrantes.

Louis era mi vecino, vivía dos pisos debajo de mí, en el mismo edificio, obvio. Admito que siempre me pareció un hombre divino y muy lindo. Varias veces salimos sin que mi futuro esposo se entere y no fue una sola vez la que nos besamos. Aunque nunca concretamos nada, siempre fue una especie de ‘amante’

Traía en sus manos una bolsa.

E: Hola, Louis ¿qué hacés acá?

L: Hola, Vine porque me enteré que te ibas a casar. Te vengo a felicitar.- Me dio un cálido beso en la mejilla.- Te queda hermoso el vestido.

E:-Miré hacia a bajo y recién ahí recordé que traía puesto el vestido- Gracias, me lo estaba probando. Em, pasá, mi novio no está.

L: Traje champagne para que brindemos.

E: Buenísimo.- Fui a la cocina a traer dos copas y cuando regresé me senté a su lado en el sillón. Servimos un poco y comenzamos a beber, charlar y reírnos. El tiempo pasó rápido y cuándo nos descuidamos no quedaba ni una gota de champagne en la botella. Por suerte él había traído dos y destapamos la próxima. Aunque no era una bebida muy fuerte, comenzó a hacer efecto y delirábamos diciendo cualquier pavada, pero nos encontrábamos bastante conscientes.

E: Sos hermoso. Amo tu sonrisa, tus ojos, tu cuerpo…

L: A mi cuerpo no lo conocés del todo.- sonriendo pícaro.

E: ¡Zarpado! Bueno, pero lo puedo conocer, ¿O no?- Me acerqué más a él.

L: Después el zarpado soy yo. Claro que sí.- Me tomó de las mejillas y yo pasé mi mano por detrás de su cuello. Seguimos bebiendo, como si no hubiera un mañana, cuando se terminaron los champagne saqué de la heladera dos latas de cerveza. Cuando íbamos por la mitad, me paré y le dije:

E: Te voy a mostrar algo que me regaló Perrie.

Fui a mi habitación mientras él terminaba su cerveza. Saqué de una cajita un conjuntito de ropa interior para ese momento especial específicamente. Era una tanga, que la parte trasera era un ‘hilo’, permitía ver toda la cola y del corpiño se desprendía una especie de tul transparente. Salí de la habitación y me paré justo debajo del marco de la ventana.

E: ¿Y? ¿Te gusta?

Louis se paró y se dirigió hacia mí mordiéndose el labio inferior y mirándome de arriba hacia abajo. Me tomó de la mano y me hiso dar una vueltita.

L: Amo a tu amiga Perrie

E: Jajaja, ella siempre acierta en los regalos ¿No?

L: Es una genia. Y vos una diosa.

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