Sabes algo, siento que todo pasa por algo, es la naturaleza del hombre crear y destruir, pero hay cosas que uno debe saber apreciar y que los momentos son únicos como las personas, uno aprende con caídas, golpes y eso sentí aquel día, como si todo fuera diferente,así fue todo diferente y repentino aquel día en que la conocí.
Ella, una chica de estatura baja, por Dios, no sé que me pasa, encuentro cierto atractivo en ese tipo de mujeres, lo que las define como "adorables" además de que ella era diferente, se notaba en su manera de expresarse, la forma en que trataba a las demás personas, lo dulce y cálido de su voz. Por otra parte se podía observar ese par de ojos hermosos color marrón que tiene atrás de esos anteojos, la manera en la que camina casi como dando pequeños saltos, que cuando lo hace, su cabello se mueve de un lado a otro de una forma divertida pero inigualables. No hay nada más maravilloso y gratificante que poder observarla, notar cada gesto y lo dulce de su sonrisa. Es inevitable no sentir algo teniendo a una persona como ella a tu alrededor, espero que sólo sea mi imaginación, y de no ser así, quisiera que lo que me imagino se pueda hacer realidad algún día.
No basta con sólo mencionar su estatura baja de un metro con 50 centímetros, unos ojos claros con un pequeño toque de miopía que son bien resguardados por un par de anteojos, su cabello lacio y negro que cae hasta la altura de sus pechos, esa cintura, que parece tallada por los mismos dioses. Realmente hablar de su apariencia física no es tan importante como descubrir la maravilla de persona que refleja su ser, una persona bondadosa, carismática y de cierta manera inocente, con un toque de perversidad y malicia.
Al comenzar a hablar de ella me llena de orgullo y satisfacción poder verla, observar cada gesto y acción que hace, tal vez cualquier persona diría que estoy un poco loco por observar a alguien como si fuera un psicópata, y lo que menos desearía es estar envuelta con alguien en una relación tóxica, pero al mirarla, mis ojos se llenan de alegría, regresa a mi ese brillo especial que después de un largo tiempo sin saberlo volvió y de cierta manera tuve cierto presentimiento de que jamas a lo volvería a tener. Y aquí estoy, queriendo o no me estoy volviendo loco por alguien que soy muy indiferente, invisible de cierta manera y quisiera poder hacerle notar mi presencia, que sepa que estoy ahí para ella aún que siga siendo lo peor que le puede pasar.
En una tarde de invierno, de esas que se disfrutan con un café caliente y compañía de alguien querido; fue así que decidí salir a caminar nuevamente con la intención de que pudieran coincidir nuestros caminos, sin pensarlo quise parar, y ahí estaba ella, deslumbrante, emanando calidez y tranquilidad a quienes le rodean, mientras la observaba a la distancia, por que nunca he tenido el valor suficiente para acercarme a semejante belleza. No hablo de belleza superficial, sino de lo que transmite con su simple presencia, esa luz y resplandor interno que se alcanza después de superar innumerables peleas internas. Siento que no encontraré una sonrisa tan perfecta como la que tiene ella, cuando sonríe se le forman unos oyuelos hermosos combinando perfectamente con esos dientes grandes y blancos tan bien cuidados.
No sé si me estoy enamorando, o tal vez sólo me estoy ilucionando, por que a todos nos pasa en algún momento de nuestras vidas, nos enamoramos de alguien que no sabe que existimos y que daríamos cualquier cosa por que esa persona se fije aún que sea un poco en nosotros. Pero, ¿Qué se le puede hacer? Soy un observador y hasta que tenga el valor de hablar y decir lo que siento, estaré aquí sentado mirándola pasar día tras día.
Así transcurrieron días, semanas, incluso meses, y por fin me decidí. Hoy tengo que acercarme, hoy debe de ser el día en que ella sepa lo que siento por ella, pero, ¿Como debería decirle?, ¿Está bien si sólo me hacerlo y le digo? No, debo de pensar en algo, así pasó todo el día hasta que la vi pasar, y aún no sabía cómo acercarme, así que, tome el valor suficiente y fui con ella. Cada paso que daba me sentía más nervioso, mi respiración se aceleraba mis manos me sudaban y sentía algo en mi estómago, pero estaba decidido, no debía dejar pasar esa oportunidad.
- Hola, le dije con una voz quebrantado y nerviosa.
- Hola ¿Cómo estás? Me contestó de una manera tranquila y serena.
- Muy bien, gracias. ¿Tu como te encuentras?
Dios santo, no sabía si era lo mejor que podía hacer pero al menos ya había dado el primer paso que era lo importante.
- Excelente...El silencio se mantuvo por unos segundos, no supe que decir, lo único que podía pensar era en su sonrisa tan perfecta, no dejaba de mirar esos ojos redondos y claros, mientras ella acomodaba su cabello atrás de su oído.
- Bueno, creo que tengo que irme , dijo mientras empezaba a caminar de reversa.
- Entiendo, disculpa si te incomode.
Dio dos pasas hacía atrás y dio media vuelta, entonces no soporte más y cuando estaba dispuesta a seguir con su camino pregunte:
- ¿Cómo te llamas?
- Monsy, mucho gusto. Igual me gustaría saber tu nombre.
No dije nada, sólo sonreí como idiota mientras ella esperaba una respuesta.Entonces siguió con su camino y yo, bueno, desearía haberle dicho algo mejor, claro por algo se empieza, al menos ya sabía su nombre y dependía de mi comenzar a hacer algo para que se de cuenta de que existo.
Que tonto, pensar que podría platicar con ella de cualquier cosa y lo único que pude hacer es quedarme callado, pero, ahora que lo pienso, no se miraba descontenta cuando me acerqué, será que es muy amable o ya se había dado cuenta que la estaba observando. Maldición, mientras más pienso en ella y lo maravillosa que es siento que será imposible poder conquistarla, pero tengo cierta fé y certeza, de lo que esperas llegara, no sin antes luchar y demostrar que de verdad mereces eso que quieres.