El amor, una ilusión

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Toda mi vida soñé con ser madre, me preguntaba qué se sentía amar tanto a alguien; algo que fuera parte tuyo. Desde el primer momento que me di cuenta que estaba embarazada, lloraba de emoción y me sentí la mujer las afortunada del mundo. Era consciente de lo que estaba a punto de enfrentar; yo aún no era una mujer, me encontraba en la etapa de la adolescencia; era el momento más difícil para mí, pero en ese instante considere que el amor lo podía todo.

Cuando conocí a José, sentí muchas cosas pues lo consideraba el amor de mi vida, era el típico joven de ojos cautivadores, cabello ondulado y cuerpo de atleta. El hombre perfecto con una mujer imperfecta; muchos dirán que éramos la pareja más extraña de todas. No tenía cuerpo atlético, era bajita y con algunos rollitos que se notaban en mis caderas. No me sentía hermosa, pero él me lo decía y así lo sentía cuando estaba junto a él. En mi casa nadie toleraba a José, todos creían que era el típico hombre rico con aficiones extrañas; pensaban que en algún momento me iba a dejar por alguien de su misma clase y estrato social.

-te amo- susurro mientras besaba su frente.

- y yo a ti- me contestó una voz ronca, sentí el calor de sus palabras en mi oído.

José besaba cada parte de mi cuerpo con tanto solo poner sus labios junto a los míos. Era una mezcla entre lo tierno y lo sexy pues él se apoderaba de mí, era muy excitante. Pude darme cuenta que se sentía en la primera vez de una mujer; muchas de mis compañeras lo contaban como algo aterrador, decían que el dolor no dejaba disfrutar. Sim embargo, para mí fue todo lo contrario; la mejor sensación de mi vida, me sentí renovada, algo cambio en mí.

Todas mis vacaciones fueron escapadas fugaces con José, después de la primera vez, sentí la necesidad de estar con él cada que podíamos; me escondía de mi familia, huía de mi casa solo para ver al amor de mi vida. En mi casa nadie se podía enterar de esta aventura pues yo dejaría de ser una mujer pura y decente, para pasar a ser de esas mujeres vulgares que mis papás solían nombrar. Mis padres siempre me decían que no podía tener relaciones sexuales antes del matrimonio, porque bajo los ojos de Dios no estaba bien; debía abstenerme de sentir placer. Puedo decir que en mi cabeza no había remordimiento; siempre me pregunte el por qué un hombre podía vivir su sexualidad al máximo y nosotras las mujeres no. Siempre pensé que quien sea había inventado eso era un machista que nunca tuvo hijas; quizás un sacerdote desocupado.

-En qué piensas tanto - me preguntó José, su rostro se encontraba serio.

Lo Acaricié pasando mis dedos por su ya crecida barba y lo miré con dulzura mientras me perdía en su mirada. -Pienso en que quiero formar una familia contigo- respondí con una sonrisa.

Frunció el ceño y raspo su garganta. Se apartó de mí, no supe qué hice mal hasta que lo escuché hablar. - ¿Estás loca? - me gritó, alzando sus manos de una forma violenta

- ¿qué tiene de malo? - Le dije con lágrimas en mis ojos.

- tiene mucho de malo, yo no quiero una familia. No seas egoísta, hay muchas cosas que deseo hacer con mi vida. No necesito una esposa, solo una novia que comprenda y me dé el espacio que necesito. No estoy para tener hijos. José hizo una pausa y me preguntó descaradamente - ¿te estás cuidando?

- ¿Qué? - Le contesté. Después de estar unos minutos en silencio, le confesé que estaba tomando unas bebidas que me dijo la abuela de la vecina.

- ¿Estás bromeando? - me lo dijo con el rostro preocupado.

- Te estoy diciendo la verdad, dime que piensas-.

- Pienso que estas embarazada-.

- ¡Eso es imposible!

En mi cabeza había mil preguntas. ¿cómo podía ser eso posible?, se suponía que las abuelas tenían la razón. ¿qué podía decirle a mis padres? Muchas preguntas surgieron en mi cabeza y no sabía que podía hacer.

José interrumpió mis pensamientos con una pregunta aún más cruel que la anterior.

- ¿Hace cuánto no te llega?

Las lágrimas inundaron mis ojos - Hace un mes- dije con un hilo de voz.

- vístete, te llevaré a casa. – me dijo con su voz fuerte.

En ese instante pensé que José me amaba lo suficiente para no dejarme, supuse que me ayudaría y tendríamos una familia. 

En búsqueda de un nuevo caminoWhere stories live. Discover now