Tears Of Blood. [MinYoongi]

Prólogo.

Aviso: no es necesario leer el prólogo, aunque si quieres entender la metáfora de la vida de la protagonista, es una buena ayuda.

"Todos los días desde su pueblo, la joven veía a lo lejos una pequeña isla integrada por ruinas. Su sueño era llegar hasta ahí para vivir con libertad y sin preocupación alguna, por esto, un día la jovencita tomó la drástica decisión de marcharse en un bote de madera construido con sus propias manos, iniciando así, un viaje lleno de dificultades.

Ella remaba y remaba sin parar. Su único propósito era llegar a aquella linda isla, la cual, mientras más avanzaba, más bella pensaba, y es que dentro de su imaginación, habían imágenes de diez mil maravillas sobre una simple isla con ruinas, por esto,  no importaba ningún obstáculo, pues ella dentro de su terca personalidad, se aferraba a pensar que sin dudas llegaría. Durante el viaje, una peculiar compañía se presentó ante ella; eran dos pecesitos negros. Preciosos pecesitos negros que ella conocía como "Koi", aunque era peculiar, como ya mencioné, porque la joven sabía todos los tipos de Koi existentes y ninguno constaba del color negro.

La Joven, en compañía de los dos pecesitos, pasó muchas dificultades, empezando por una horrible tormenta sobre la cual sólo lograron pasar los dos pecesitos, dejándola a ella atrás. Los pecesitos volvían a buscarla, pero esta vez, solo lograba pasar ella la tormenta, dejando a los pecesitos atrás. La joven se sintió sola, y volvió para obtener nuevamente la compañía de los peces, y luego de muchos intentos, idas y venidas, lograron pasar la tormenta los tres juntos. Ha de sonar complicado, pero así se repitió en reiteradas ocasiones antes de siquiera estar realmente cerca de la isla, y no solo con tormentas, sino también con remolinos marinos, tiburones y muchísimas cosas inimaginables.

Llegó un momento en el cual la isla parecía estar incrustada frente a sus  ojos, a tan solo metros de distancia, confirmando así, la belleza de esta, de sus ruinas, de sus flores, de sus árboles plantados de forma decorativa al medio de esta, haciendo alusión al mejor de los paisajes jamás antes apreciado por ningún solo mortal, teniendo así ella, la gran oportunidad de observar tal obra de arte. Todo parecía marchar a la perfeccion. Las dificultades anteriormente superadas ahora incluso parecían valer la pena, y todo esto incluso maravilló a la joven cuando una luz brillante apareció al borde de la isla. Era tan pero tan brillante que terminaba por encandilarla. Notó luego, que esta luz pertenecía a un joven, y aquella luz tan bella que se emitía, brotaba a través de su piel... Su piel que le provocó un deseo inminente en su ser, creando una cruel desesperación por llegar hasta allí y tocarla, sentirla y disfrutarla. Era todo lo que quería. Incluso más que la isla. Por un momento todo tomaba sentido. Los pecesitos negros habían adoptado esta vez un color blanco, y la isla, obscura, empezaba a iluminarse al igual que el aura del joven.

Los pecesitos abandonaron a la joven y decidieron adelantarse para llegar pronto a la isla, pero todo era momentáneo. Cada vez que ella avanzaba, aunque la isla estaba cerca, se instalaba una sensación de no haber un fin entre la distancia propuesta entre la isla y ella. Quizá se debía a una ilusión, pero así se mantuvo durante horas y horas, remando sin fin, porque la isla, se volvía a alejar de ella como desvaneciéndose entre la oscuridad del océano. Los pecesitos volvían, pero retomaban su color oscuro. ¿Porqué? A ella le agradaba el color blanco, pero no era real, era parte de una su ilusión... Sus pecesitos eran negros, y la isla, estaba oculta entre la distancia de su imaginación y la realidad. ¿Realmente estaba cerca?

Finalmente, continuó navegando entre el silencio sepulcral del océano, rumbo a la isla que dentro de su imaginación e inocencia, era un monumento perfecto digno de ser habitado por ella. Navegó así, infinitamente deseando encontrarse con el joven y su isla, en compañía de sus dos pecesitos negros."