La llegada de una nueva aventura

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Parte 1.

7:00 P.M.
Ya es demasiado tarde para seguir pensando en que
sucederá, el cuarto oscuro sigue abrazándome como si
fuera una manta.
Solo el sonido del televisor me acompaña, mi pequeña
hermanita sigue encerrada en su cuarto.
El sonido de la puerta resuena por toda la casa, no solemos
recibir visitas a esta hora, mi cuerpo se siente pesado y
hago el intento por levantarme del sillón.
Cada paso que doy hacia la puerta se siente demasiado
pesado para mí, es como si la gravedad de la tierra me
consumiera.
He cruzado toda la inmensa sala para poder llegar a la
puerta esperando a que sea un simple repartidor.
Al abrirla me encuentro con mi senpai, una hermosa mujer
un año mayor que yo, ella es delgada, tímida, tiene un largo
cabello que le llega hasta la cintura, ella no es muy alta que digamos unos centímetros más baja, lo que hace ella que
haga latir mi corazón es su gran volumen en su cuerpo.
-hola…- me hablo con una voz tímida jugando con sus dedos.
Solo me quedo ahí de pie frente a ella esperando a que mi
mente regrese de fantasear.
-perdón… no esperaba que vinieras senpai.
Ella tímidamente se acerca a mí – ¿puedo pasar?- ella se
comenzó a sonrojar.
-ah sí, claro- abrí mas la puerta y la deje pasar.
Después de que ella entro cerré la puerta detrás de
nosotros y la acompañe a la sala.
-¿te puedo ofrecer algo?- comencé a encender las luces de
la sala –disculpa si esta algo sucio, no he limpiado
últimamente después de eso…- arregle un poco el lugar y
nos sentamos en el sofá.
-no… no te preocupes…- siguió jugando con sus dedos… -
shintaro…-hizo una breve pausa.
-¿sí?- la mire fijamente.
Que necesitaría de mi Ryoko-senpai… deberías regresar a la escuela, no es correcto que tú y tu
hermanita se encierren así…- su suave voz me hacía que me
erizara, tan dulce, preocupada por nosotros.
-Senpai… lo agradezco, pero no he estado encerrado todo
el día, he salido a practicar un poco… el ultimo recuerdo
que queda de mis padres, lo que los hizo sentir orgullosos
de mí.
Ella se quedó callada por un momento.
-entiendo…- se ruborizo suavemente –yo…- se comenzó
acercar más a mi… y me miró fijamente a los ojos.
-no cometan ninguna locura ustedes dos…- me tomo de la
mejilla y se empezó a sonrojar.
La más hermosa persona que ha existido, la que sería un
sueño para todos, Ryoko… mi senpai está junto a mí, eso
hace latir mi corazón.
Ella quedo roja como un tomate y se alejó rápidamente de
mi –lo… lo siento, solo vine porque estaba preocupada- se
levantó del sofá.
Aclare mi mente y me levante junto a ella –vamos te
acompañare a casa, no me gustaría que te fueras sola- la
guía hasta la puerta.
Ella me seguía el paso sin levantar la mirada del suelo.
Como una mujer puede llegar a robarse tu corazón sin
darte cuenta, yo un joven de 17 años.
Aproximadamente mido 1.70 cm, mi cabello revuelto
siempre lleva un flequillo, ciertamente tengo algo de
conocimiento en artes marciales.
Al llegar a la puerta una pequeña sombra se escabullía
detrás de nosotros, como si nos vigilara.
Podía sentir su mirada penetrante en mi espalda esperando
a que haga su movimiento de ataque pero imagino que
decidió solo observar.

-se… seguro que no te molesta…- ella comenzó a jugar con
sus dedos.
-sí, estoy muy seguro- le sonreí.
Los pasos que dábamos eran demasiado lentos, era como si
quisiera disfrutar de la brisa de la noche, el amplio camino
hacia su casa era largo.
Las estrellas se reflejaban en el pequeño rio que recorría
la mitad de la ciudad, era una tranquila noche, hermosa.
Ella daba pequeños brinquitos tratando de alcanzarme, su
largo cabello llevaba un par de coletas con cintas azules en
forma de moño.
Sus mejillas rojizas brillaban conforme la luz de la luna, su
flequillo ocultaba el delicado brillo que había en sus ojos
azules.
Un par de personas cruzaban a esta hora recorriendo la
ciudad, todos camino a casa, cansados y felices.
-senpai…
Ella se sorprendió al escucharme hablar repentinamente.
-¿sí?- su insegura voz.
-ha pasado tiempo desde la última vez que estuvimos
juntos, desde el accidente.
Su rostro de preocupación lleno mi corazón, profundice en
mis sentimientos.
-solíamos estar juntos, nuestros compañeros… ahora solo
soy una persona que está más atrasada… he sido olvidado.
Ella cada vez se acerca más y más a mí, su rostro inseguro
se convirtió en uno serio.
no has sido olvidado, sabes que siempre he pensado en ti
como en un… bueno eres especial y nos hemos conocido
desde hace años, así que… no creo que nada nos separe.
La tímida e insegura senpai comenzó a ser una persona muy
fuerte, siendo alguien seria y pura por dentro.
La pequeña brisa fue congelando más mi cuerpo.
-espero, he considerado regresar, enmendar mis errores,
terminar todo. Quiero ser alguien… un ejemplo para mi
hermanita.
Los pasos que damos cada vez fueron más lentos hasta
detenernos.
-he sido un inmaduro desde hace tiempo y he ido
mejorando, pensé en esperar lo que sucediera pero ahora,
avanzare.
Continuamos caminando y poco a poco fuimos llegando a su
casa, ella vivía cerca de un parque, un pequeño y agradable
parque.
La naturaleza que había haya era relajante, los arboles
alrededor y los pequeños y acogedores hogares.
Ella ha vivido aquí desde años, solíamos juntarnos en grupos
para jugar frente de su casa y sonreír.
hemos llegado.
-si- su rostro tímido regreso… sus mejillas se sonrojaron
poco a poco –gracias por traerme…- ella se despidió de mí.
Nos separamos, ella entro a descansar y yo partí a casa.

Hay oscuro secreto que oculta el mundo, se aproxima.
En alguna parte del mundo hay una pequeña grieta
rompiéndose poco a poco, una pared invisible abriendo paso
a una puerta.
El inmenso desierto a su alrededor hace que sea imposible
de averiguar la verdad, se aproxima, el secreto será
revelado.
En algún lugar hay un escrito, una profecía.
“El ser humano ha vivido lo suficiente para destruir el
mundo, ellos han dejado de creer y habrá un nuevo
renacimiento, horribles criaturas, horribles monstros, algo
peor llegara para darnos paso a nuestra extinción, la nueva
era se acerca. Podremos salvarnos, la magia de un dios
puede salvarnos de nuestros pecados.”
La grieta es una acumulación de destrucción, de pecados,
de terribles actos por los que debemos pagar.

El suave movimiento que hace la puerta al abrirse, las luces
apagadas demuestran que mi hermanita bajo y estuvo aquí.
-yami, pequeña hermanita ya volví.
Los rápidos movimientos y los pasos de alguien corriendo
alrededor mío.
-sé que estás ahí- cerré la puerta detrás de mí.
Seguí entrando por el corredor hasta llegar a la sala, la
sombra continuo recorriendo la habitación alrededor mio
hasta detenerse en un lugar.
Comencé acercarme a la sombra y se encendieron las luces.
Una joven de baja estatura con el cabello recogido hasta la
altura de los hombros, teniendo una coleta hasta la altura
del cuello era mi hermanita Yami.
-a donde fuiste con esa…- su expresión seria y molesta.
Ella comenzó a hacer muecas con su boca y me ignoro –
bueno no importa… llevo rato esperando que llegues
hermano.
Su expresión seria fue dura, sus ojos verdes hacían
profundizar el sentimiento de poder ante mí.
A pesar de ser mi hermanita tenía el cuerpo con un gran
volumen, formando curvas en donde alguien de su edad no
debería tener.
Su delicada y blanca piel resaltaba con el brillo de las luces
de la sala, ella portaba una sudadera rosada con dibujos de
gatos y un pants haciendo el juego perfecto para una
pijama.
-¿segura? Solo fui acompañarla a casa, pero… me sorprende
que estés aquí… - avance por la habitación y me dirigí a la
cocina.
-yo... estoy aquí porque… no me preguntes.
Se fue acercando a mí y me empujo con su pie para que
entre a la cocina.
-¿qué prepararas para la cena?- solo me sonrió y siguió en
su modo inocente.
Quejándome de dolor -la cena… cierto, ¿Qué le gustaría
cenar a mi hermosa y linda herma…?- me volvió a lanzar una
patada antes de que acabara mi oración.
-no me digas así… -puso una expresión seria- solo sírveme
algo ligero.
-sí, si hermanita.
Mi cuerpo instintivamente comenzó a buscar lo necesario
para preparar la cena.
Encendí y puse manos a la obra, comencé a preparar algo
que no me llevaría ni 20 minutos en tardar.
Mi hermanita comenzó a jugar con sus pantuflas de gatitos
solo movía sus pies tratando de quitárselos y volver a
ponérselos antes de que salieran de sus pies.
He comenzado a pensar que a pesar de ser huérfanos me
agrada estar a su lado, verla aunque sea por unos minutos
es agradable y cálido.
Solo observarla como hago ahora es… -¿hermano?- su dulce
voz se esparció por toda mi cabeza, su rostro de
preocupación me dejo hipnotizado.
-¡hermano!- se levantó de la silla que había en la cocina.
Yo solo continué observándola.
-algo huele a…- mi mente comenzó a reaccionar.
Mi hermanita me dio una patada que me mandó a volar del
otro lado de la cocina.
-¡idiota! La comida se quema.
-¡ahh!- me levante ignorando el dolor y fui a revisar la
comida.
que te paso, de un momento estabas bien… no voy a comer
eso, idiota.
Ella comenzó a insultarme y luego me ignoró.
-¿te gustaría pedir pizza?- termine de apagar la comida.
Mi comida, mi deliciosa comida quemada.
Eso me deprime mucho.
-si- no dudo ni un segundo antes de contestar.
Sus ojos se volvieron como los de un gato tierno haciendo
que sea imposible negarle algo.
Se veía tan linda y tierna así.
-está bien, está bien déjame ordenar pizza.
Tome el teléfono y marque a la pizzería.
Mi hermanita se fue a la sala y se acostó en el sofá.
La televisión estaba encendida en una serie de comedia.
-en 30 minutos lo traen- grite desde la cocina.
No obtuve respuesta.
-ahora… como arreglare esto.
Tome los utensilios y me puse a lavarlos.
Tire la comida quemada a la basura.
te extrañare…- tenía el rostro deprimido.
Los minutos continuaron pasando, mi hermanita seguía
viendo series en la televisión, yo termine de arreglar la
cocina y me dispuse a ir a mi habitación.
La casa no era tan grande pero era acogedora.
No tenía segunda planta, solo era un prototipo para una
construcción en un futuro que quedo olvidado.
Había una sala al lado derecho de la entrada, la cocina
estaba atrás de la casa, los cuartos estaban del lado
izquierdo.
Las pequeñas decoraciones adornaban el lugar, la pequeña
luz de las lámparas, las puertas corredizas.
Era un lugar cálido para vivir.
-llegue.
Mi habitación antiguamente era de mis padres… yo dormía
con mi hermanita.
Ahora nos hemos separado y cada quien tiene su habitación.
La he dejado tal y como ellos la tenían.
Su armario con su ropa, sus fotos, nuestras fotos
familiares, el pequeño mueble de mamá, el escritorio de
papá.
La cama que ambos compartían ahora es mía.
Es algo vacío.
Hay algunas pequeñas flores y decoraciones colgadas por la
habitación.
Los minutos pasaron y alguien tocó la puerta de la entrada.
Mi pequeña hermanita salió a revisar quien era.
-ah… ¿ustedes ordenaron una pizz…a?-preguntó el
repartidor tratando de leer la nota, llevaba un extraño
uniforme, su cabello era rubio y tenía un casco rojo.
-si- respondió mi hermanita.
Tomó la pizza y le pago.
-¡hermano! Llegó la cena.
Ella entro a la sala y se sirvió sin esperarme.
Se volvió a sentar en el sofá de la sala y continuó viendo
series.
Me serví mis rebanadas de pizza y me dirigí al sofá con
ella.
-deberías esperarme hermanita.
-¿Por qué esperaría a una basura como tú?- preguntó sin
voltear a verme y sin vacilar.
porque soy tu hermano.
Gobernó un silencio en la habitación.
El sonido de la televisión era lo único que se escuchaba
como un eco.
-no importa.
Continúe comiendo.
Mi pequeña hermanita parecía un ángel disfrutando de la
pizza.
Sus ojos brillaban, sus mejillas se sonrojaban con cada
mordida.
Siempre he pensado que mi hermanita es demasiado para
mí, es mi familia.
Es lo único que me queda.
Ella es especial para mí, quiero protegerla de los
problemas.
Las rebanadas de pizza se iban gastando poco a poco.
Las series continuaban reproduciéndose por la tv.
Hubo un momento en el que se escuchó un rayo, y hubo un
pequeño temblor.
-yami… ¿escuchaste algo?
Su desinterés por responderme o darme la mirada significa
que no.
Observe el cielo y estaba despejado, no había ni una sola
nube nocturna.
-quizás solo fue mi imaginación.
Pasaron las horas y ya eran las 3 de la mañana.
Yami ya se había dormido en el sofá, apague las televisión y
la cargue en mis brazos y la lleve a su habitación.
-has engordado algo hermanita.
Sus mejillas sonrojadas, su pequeña sonrisa al dormir me
conmovió.
-pero tu hermano es muy fuerte y puede cargar a una
gor…- un puñetazo me dio Yami en la cara.
Entre sus sueños aun me hace maldad.
Continúe caminando por el pasillo hasta entrar a su
habitación.
Tenía estantes llenos de libros, mangas y videojuegos.
Había uno que otro poster y figura.
En un rincón había un escritorio con una computadora y una
foto de la familia.
Me acerque a su cama que estaba a un lado y la acosté.
-descansa…- le sonreí.
Comencé a caminar para dirigirme a mi habitación y me
tomo de la muñeca.
-quédate conmigo un rato.
Voltee a verla… por la ventana pasaba la luz de la luna
reflejándose en el rostro de Yami.
-mamá se quedaba conmigo hasta que me dormía, no quiero
que me dejes… que te vayas… y perderte.
Su rostro ruborizado, sus ojos lagrimando llegaron a mi
corazón.
-no lo hare…- me senté a su lado en la cama –yo estaré
contigo hasta el final.
Ella cubrió su rostro con su brazo -¡idiota!- me acerque a
ella y puse mi mano sobre su cabeza.
-gracias…
Me dio otro puñetazo en el brazo… y comenzó a llorar.
Ella continuo golpeándome mientras lloraba –idiota, idiota,
idiota…- continúo repetidamente hasta que termino
acomodándose sobre mi pecho.
que me veas en este estado débil no significa que lo sea…
solo que… extraño a mamá, papá…
Se volvió acostar y se cubrió con las sabanas.
-yo igual… los extraño y no dejare que nadie más de mi
familia se vaya.
-prométemelo.
-te lo prometo hermanita.
Después de eso espere a que ella se durmiera y me dirigí a
mi habitación.
-buenas noches hermanita.
Fue lo último que le dije y cerré la puerta detrás de mí.

Un gran espacio vacío, todo está oscuro.
No sentía mi cuerpo, no moverlo pero sabía que estaba vivo.
El eco de mis pensamientos resonaba por todo el lugar.
-¿Dónde estoy?
Las sombras comenzaron a moverse.
Murmullos.
-es él.
Murmullos.
Las pequeñas voces agudas continuaron escuchándose.
-¿Quiénes son ustedes?
Mi cuerpo comenzó a formarse de nuevo.
Una sensación extraña se sintió en mí.
Una silla apareció de repente detrás de mí.
-el momento se acerca y es hora de presentarnos al gran
amo- una voz de lo que parecía ser una niña pequeña.
-¿el gran amo?
-tú eres el gran amo- las voces de lo que parecían ser niños
comenzó a escucharse alrededor mío.
-díganme quienes son…- continué insistiendo.
-somos tú- las voces fueron cada vez más gruesas.
-¿yo?
Murmullos.
Murmullos.
Una de las sombras comenzó a caminar hacia mí.
El lugar se fue iluminando poco a poco.
El que apareció frente de mi era yo.
somos tú.
Murmullos.
Mi cuerpo quedo paralizado, no podía ni respirar.
-esto es… un sueño ¿verdad?
-creemos que ya está llegando la hora.
-¡la hora de qué!
-continua haciéndote fuerte.
Mi otro yo se fue alejando poco a poco sin apartar la
mirada.
Otra vez un silencio gobernó el lugar.
El eco que había en mi cabeza desapareció, los murmullos
cesaron.
La oscuridad regreso.
-un gran amo…
El silencio continuo.
-esto es un sueño… pronto despertare.
No era ni noche ni de día.
No era una habitación.
Solo un espacio vacío.
pronto despertare…
Mi cuerpo quedo inconsciente.
La silla en la que estaba desapareció.
Mi cuerpo comenzó a flotar.
Se sentía como si estuviera en medio del mar.
Pequeños rayos de luz comenzaron a verse.
No podía moverme.
Solo era un tranquilo viaje.
-despierta.
La voz de mi pequeña hermanita se escuchó por todo el
lugar.
El tranquilo mar por el que viajaba mi cuerpo comenzó a
revolverse, como si de una tormenta se trataba.
-¡despierta!
Todo se calmó.
-¡ugh!- mis ojos se abrieron.
Mi hermanita se había tirado encima de mí.
-solo fue un sueño.

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2018 ⏰

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