El dolor con dolor se paga#2

1 0 0
                                    

Me encanta hacer sufrir a todo aquel que me destruyó, y no es la excepción con camilla, llevó como 15 minutos sacando e introduciendo el consolador bañado en chile picante, veo como de esas gotas que salían no hace mucho, comenzaron a salir a  cantidades grandes que se esparcen desde sus labios vaginales hasta sus muslos, ella ya no se mueve sólo se queja, pero yo no quiero sentir que sólo se queje, sino que se retuerza y me pida a gritos que para, que la perdone, veo que me estoy aburriendo así que dejó de bombear pero con el consolador todavía adentro, voy a buscar las  pinzas y tijeras jardineras, tal vez  con esto la veo sufrir, sino me va a tocar transcurrir a mi plan b, pero ese lo uso sólo para emergencias.

Ya de nuevo en la habitación, veo como camilla esta por  quitarse toda la mordaza, así que tiro mis juguetes y subo a la cama y se la vuelvo a poner pero con más presión para que sienta que conmigo no se juega.

- hay mi amor tratabas de quitarte esto?? - digo haciéndome la inocente y haciendo un puchero que para nada me va - hay pecadito que no te lo vas a volver a quitar, porque si lo hacer te arrancó la lengua, pero no con un machete ni nada por el estío, sino que con esto - bajo de la cama y le muestro la tijera jardinera recién afilada con las grandes pinzas, y vuelvo a subir a la cama.

Ya otra vez en la cama, agarró las pinzas y comienzo a hacerle piquetes, en todo el cuerpo, no se mueve sólo me ve con grandes lágrimas que caen de sus ojos, pero como había dicho las lágrimas de cocodrilo no me dan nada, veo que no están haciendo efecto así que las agarró mas firmes y estrujó sus pezones con tanta fuerza que ella se queja y se  remueve, su pezon esta en una tonalidad morado azulejo, así que pongo más presión, hasta que veo como el pezon se va despegando de su piel, y van saliendo las primeras gotas de sangra, sigo haciendo más presión hasta que por fin logró mi objetivo.

Arrancarle el pezon, ella vuela un grito desgarrador desde su garganta, pero con eso vamos después, pero no crean que ya terminé, no me falta el otro pezon.

Me importa poco que trate de gritar, de por si nadie la va a escuchar.

 La chica que nunca amo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora