Era tiempo del trabajo como electricista, los que más sabían no se daban tiempo para enseñar y eso hacía que me costara mucho seguirlos, en todo lo que me pedían trataba de aportar , pero no entendía la lógica detrás, así que el trabajo me hacía pensar mucho.
Así como de la nada apareció una idea "por qué nos daba vergüenza hacer cosas buenas ".
Me acordé una vez cuando niño había una señora muy pobre con una carpa hecha de plásticos instalada cerca del paradero mientras llovía mucho, yo me acerqué y me devolví a buscar café para ella y pan, tomamos juntos en un tarro de café oxidado que ella tenía, unos trabajadores pasaron y me gritaron riéndose "llevatela pa' tu casa si la querís tanto", pero a mi me daba vergüenza.
Y qué pasaría si uno se diera permiso para equivocarse?, para hacer cosas que están fuera de lo común?. Y entonces dije : "Ok voy a peregrinar a tierra santa, no se como cresta voy a llegar, pero voy!". A esa altura mi gente pensaba uno que otro tornillo se le cayó y a mi me importaba mucho lo que decían, así que empecé a pensarlo mejor.
Y si mejor voy a la tumba de monseñor Romero, en San Salvador ?. La cosa iba en serio, me compré una mochila y zapatos, seleccioné algunos libros, lo conversé mucho con mi psicóloga favorita, mandé algunas cartas a comunidades de América latina y cuando todos pensaban que ya se me había olvidado llegó el día de partir.
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Para no olvidar Amar más
SpiritualA veces sentimos vergüenza incluso de hacer cosas buenas. A donde nos puede llevar o que podemos lograr ver. Esa pregunta puede quedar rondando.