¿Que jodidos hice?

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Llegué diez minutos antes de abrir, como todos los días, me senté a esperar a que llegara Hoseok que lo hizo cinco minutos pasando las diez, traía unas ojeras horribles pero aún así me sonrió

-Buenos días-

-Buenos- murmure

-Aún sigues molesto por lo de ayer- alzó la cortina de un empujón y abrió la puerta de entrada -no te sientas, con todos es así al principio, solo observa lo que haces en busca de cualquier defecto, te pone a hacer los peores trabajos o te carga mucho y te exige- suspiró -si, lo odie, pero una vez pasas el mes y nota que ya te mueves por ti mismo te deja en paz- aseguro

-Un mes..- murmure dejando mi mochila

-Si, pero bueno, ya casi tienes una semana, tres más y ¡wow, libre!- rió -se tiene que festejar-

-No voy a fiestas- solté incomodo tomando la escoba

-Eso tiene que cambiar, hay que divertirse- lo pensé

-Descanso los lunes, ustedes trabajan-

-Amigo, antes de que llegaras ya saliamos de fiesta diario, ahora le bajamos un poco pero seguimos saliendo, bueno ahora no lo hemos hecho pero el domingo podemos ir, el dueño nos conoce y te dejara entrar y tomar-

-Ya veremos- dije

-Perfecto, para mi es suficiente, por cierto- dijo antes de irse a la cocina -cuando el jefe te regañe nunca bajes la mirada, es más, no hagas ni una expresión, sólo miralo fijamente y contesta de manera cortes, eso lo hace enojar más pero no puede regañarte por contestar de buena forma a lo que te dijo- sonrió -eso hacía yo-

-Gracias- sonreí, como ya era costumbre volvió a llamarme para regañarme y haciendo caso a lo que me dijo Hoseok solo lo mire cuándo termine -lo lamento, intentare mejorar- contesté, me miro y parecía furioso

-¿Te estás burlando de mi?-

-¿Que le hace pensar eso?, dije que iba a mejorar-

-Muy listo, largo- dijo pero el que se marcho fue él, me sentí bien por muy extraño que fuera, mi humor mejoro y aunque lo vi observarme fijamente, sólo sonreí y continúe con mi lavor

Pero tenía que haber algo que hiciera mal

Estaba mejorando en llevar las charolas un poco más rápido, pero precisamente hoy había unos niños jugando, el encargado no le dijo nada a los padres aún apesar de que casi tiran a una de las chicas, justo cuando yo iba con una charola para cada mano uno de los niños salió corriendo sin fijarse en que yo estaba al frente, lo que paso es obvio, me desequilibre y caí al piso, escuche el llanto del niño cuándo fui yo quién se cayó y mojo con la sopa caliente y bebidas, el enojo y miedo comenzó

-¡¿Porqué no te fijas?!, ¡mi hijo pudo salir herido!- me gritaba la mujer, pero me daba más miedo por todo lo que había roto, comencé a querer ordenar todo y empece a recoger los vidrios rotos, me corte y sin importarme seguí juntandolos, no sabía que me estaban hablando hasta que tomaron mis manos y me hicieron levantar la mirada, mis ojos estaban cristalinos y miraba al jefe odioso fijamente, esperando el inevitable regaño, aunque la culpa no fuera mía

-Ve a lavarte- dijo y miro tras de mi -ayudalo a curarse, tiene varias cortadas- sentí como me tomaban del brazo y me ayudaban a levantarme, solo me deje hacer, no sabía cuanto daño me había hecho hasta que me empezo a arder por el alcohol que me estaba poniendo

El odioso de mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora