Feliz Cumpleaños

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Habían pasado dos días desde que Stiles terminó oficialmente con Derek. Dos días que Peter y él habían comenzado una relación. Al igual que llevaba en la casa del mayor. No porque el hombre lobo se lo hubiera pedido. Y si así era... tenia un forma rara de hacerlo.

Al día siguiente de que se despertaran, Stiles no pudo evitar quedarse mirando fijamente al mayor. Verle tan tranquilo, casi como si no hubiera matado a nadie, le resultaba un poco extraño. Nunca le había visto con las defensas tan bajas y despreocupado. Recordaba cuando se quedaba en el loft de Derek, siempre alerta, atento a cada sonido, a cada posible ataque, simulando que dormia sin realmente hacerlo.

Stiles no podía dejar de memorizar su pacifico rostro, y las ganas de besarlo se hacían a cada segundo más fuerte. Y el recuerdo de aquella noche en su habitación se coló en sus pensamientos.

- Si tanto quieres besarme, hazlo.- Le dijo el lobo sin abrir los ojos, haciendo saltar levemente al humano por la sorpresa. Había notado la mirada del menor sobre él desde hacia un rato, y se había mantenido quieto, a la espera de ver si era capaz de hacer algo. Pero ya no podía más...

- Yo... no... ¿Qué no estabas durmiendo? Y No estaba pensando eso... ¿No eres capaz de leer la mente, verdad?

- ¿Por qué? ¿Temes que sepa tus pensamientos subiditos de tono sobre nosotros?.- Dijo mientras abría los ojos y le daba una sonrisa picara haciéndolo sonrojar.

- Ya no soy... - Balbuceó sonrojado al sentirse descubierto.

- ¿Un niño? Ya lo sé, Stiles. Créeme. Lo sé. Pero tus hormonas siguen bastante alocadas.- Peter se acercó hasta pegar su nariz al pecoso cuello se le antojaba tanto, oliendo sin vergüenza aquel olor característico suyo, notando como la excitación se hacia más fuerte.- No necesito leerte la mente para saber lo que piensas, Stiles. He aprendido a base de observarte, escucharte... olerte... Si tu olfato fuera igual que el mio, notarias que no eres el único.

- E-Entonces... Estas bien cachondo... Vaya. Sabía... que era irresistible. Ni siquiera tú eres capaz de resistirte a mí... - Balbuceó Stiles sintiendo como la piel se erizaba.

El teléfono sonó rompiendo el momento entre ambos. Con un suspiro pesado y molesto, Peter se alejó del cuerpo del humano para que pudiera levantarse y contestar la llamada.

- Hola papá... Si estoy bien.... No tranquilo... Si, tenía que haberte llamado, si, lo siento...

Peter salió de la cama y se fue a la ducha dejandole privacidad para que hablara con su padre.

Después de aquello, sus días eran de un pareja normal. Paseaban, iban al cine, comían juntos, investigaban cadáveres, criaturas salidas de cuentos de terror, Stiles sacaba de sus casillas al lobo... Cosas normales y corrientes. Pero no las cosas no habían avanzado de incontables besos calientes, pequeños y fogosos roces entre sus cuerpo y alguna que otra marca en el cuello del menor, cortesia de Peter y su instinto posesivo.

No porque ninguno no lo quisiera, sino más bien los deberes que tenían o les iba surgiendo. Entre el trabajo del menor y las criaturas que iban saliendo como cucarachas, apenas les dejaban tiempo para descansar. Siempre acababan agotados y buscaban algo con lo que relajarse.

Y cuando aquello se tranquilizó y parecía que les daban un respiro y que tenían tiempo para subir el nivel... Peter se tuvo que ir con Chris durante tres meses. Tres meses que solamente pudieron hablar por teléfono unos pocos minutos al día.

Por supuesto, el humor de Stiles no era muy bueno. Y que algunos de la manera le vieran como si le hubiera salido un cuarto ojo, tampoco ayudaba. No había hecho nada malo. Solo estaba en una relación con un hombre lobo psicópata al que habían echado del infierno a patadas. Nada grave. Todo muy normal.

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