Capítulo 35.

13.1K 645 149
                                    

Nos separamos cuando escuchamos que alguien tocaba a la puerta de la habitación. Había empezado a llover y a relampaguear, cosa que le dio mucho miedo a Isabela y por supuesto  fue corriendo a por nosotros.

Después de haber ido a acostar a Isabela los dos volvimos a la habitación. Nadie dijo nada sobre lo que había pasado. Se que el tampoco pudo dormir. A pesar de que la habitación era bastante grande podía escuchar como toda la noche se movía de un lado a otro sin poder dormir. Hubo un momento en el que le quería decir que se acostará conmigo, que me abrazará y que no me fuera a soltar, pero no pude. Simplemente no pude decir nada.

(...)

Al otro día me despertó uno de los trabajadores de la mansión Rollerside, estaba arreglando uno de los sillones de la habitación.

-Perdone, no quería despertarlo señor.- Dijo el tipo mientras seguía arreglando los cojines.- Pero lo están esperando abajo en la cocina.- Estaba solo con mi playera del día anterior, una de las maravillas de California es que a pesar que se este cayendo el cielo, sigue sintiéndose como el mismo infierno, por lo cual dormir en bóxer no es era algo fuera de lo normal.

-No te preocupes, ¿dónde me estan esperando?.- Contesté aun confundido por el sueño.

- En la cocina.- Solo le agradecí  y salí de la habitación.

Al llegar a la cocina me encontré con Alexander que para no variar, estaba sin playera  y  con un pantalón de cuadros negros y rojos de pijama.Y lo primero que se me vino a la mente fue: "Que valiente" ¿en serio esta cocinando sin playera? A mi me da miedo cocinar con un traje de protección a miedo a que el aceite me queme y ahí estaba el, con su metro noventa de altura, su barba bien estilizada, pero a lo que más me llamaba la atención era que se veía feliz, hasta que llegué y cambio su expresión a algo más serio. Solo se podía escuchar el sonido del aceite y la lluvia que, en serio, parecía que el maldito cielo se estaba cayendo.

- Hey.- Dijo aún poniendo atención a sus huevos revueltos.

- Hola.- Intenté buscar por todos lados por Isabela, pero no la veía o escuchaba, y vaya que esa niña no es callada. - ¿Dónde esta Isa?.-

- Una amiga la invito a Disneyland, no volverá hasta el Lunes.- Oh wow.

- ¿Y tus papás aún no regresan?.-

- No, regresan hasta dentro de unas semanas. Es usual en ellos.- No dije nada más, solo me senté cerca de la isla de la cocina, tomé una manzana y me quedé callado, otra vez. Pero ¿qué se supone que debía decir?. "oye que rico lo de ayer, ¿repetimos?"- Te hice de desayunar.-

-No gracias, no me mal interpretes solo termino esta manzana y me voy, tengo que hacer miles de cosas y...- Alex apagó su sartén y volteó a verme con esa mirada juguetona que tiende a hacer cuando quiere algo. - Si y pues no esta bien que me quede, ¿sabes?. Puede llegar alguien y...- En un paso Alexander ya estaba frente a mí, y  por más que trataba de ser frío y distante como usualmente soy con él, después de lo de ayer me estaba costando mucho, ni siquiera podía mantenerme quieto, cada centímetro que Alex se acercaba hacía que mi cuerpo temblara un poco más.

- No Samuel. Tu no vas a ningún lado.- Contestó en su tono grave que hacía que me derritiera por dentro. Tenía la mirada sobre mis piernas descubiertas, se acercó y empezó a acariciarlas poco a poco con movimientos de arriba hacia abajo.

- A..Alex... Es..espera..- Apenas y pude jadear. Sentía como otra vez estaban esos fuegos artificiales cada vez que Alexander hacía algo así.

- No. Ya te deje ir muuuchas veces.- Sentía como sus manos subían lentamente acariciando lentamente mi espalda causando que me estremeciera por completo. - No tienes la menor idea como he querido hacer esto, Sam.- Acerco lentamente sus labiosa a mi cuello. Podía sentir como iba dejando pequeños besos lentamente por toda mi piel. Su boca fue recorriendo de mi cuello hasta mi mejilla llegando cerca de los labios, después paró y solo me sonrió.- Claro que... si quieres puedo parar...- Yo apenas tenía control en mi mismo, todo me volvía loco, su piel firme pero suave sobre mi, su barba dándome una pequeña caricia por la piel, no lo pensé dos veces y puse mis labios sobre los suyos, esta vez era diferente a todo lo que había pasado antes, esto era más que un secreto o algo de lo que él y yo habíamos vivido, esto era deseo, y vaya que lo era.

Bad Romance [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora