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Para sorpresa de Erin, Lily le mandó un mensaje aquella tarde, preguntándole si le apetecía cenar con ella y tomar algo después, para ponerse al día. Hacía meses que no sabía de ella, prácticamente no habían coincidido desde que habían rodado juntas la película.

Sabía que no debería salir, y mucho menos de fiesta, pero aceptó la propuesta, porque quedarse recluida en casa tampoco ayudaría en nada.

-Esta noche voy a salir – dijo a sus padres, entrando en el salón, donde ambos veían una película.

Fue su madre la que primero giró la cabeza para mirarla con los ojos desorbitados y la misma cara de susto que pondría si hubiera visto un fantasma.

-¿Salir? – preguntó - ¿Cómo que salir?

-Lily me ha escrito para cenar juntas y tomar algo después. No beberé alcohol, no te preocupes.

Su madre se giró para mirar a su marido, que se rascaba la barba con el gesto torcido.

-Erin, cielo... no sé si será una buena idea... - dijo el hombre, preocupado – El día de la gala te pusiste mal y...

-Pero ha pasado más de una semana de eso. Estoy mejor, de verdad. Me vendrá bien salir de esta casa y tomar un poco el aire. Además, estaremos en contacto todo el rato – dijo la chica, enseñando el móvil – Lo prometo.

-En ese caso...

-Está bien, confiamos en ti – sentenció su madre – Pero no vuelvas tarde, por favor. Te esperaré despierta, ¿vale? Y lleva el móvil encima en todo momento.

-Sí, de verdad – dijo ella de nuevo, con una sonrisa – Muchísimas gracias, sois los mejores.

Y dicho eso, salió del salón para volver directa a su habitación y comenzar a prepararse. Sabía que sus padres no estarían tranquilos hasta que hubiese vuelto, pero lo necesitaba; y sabía que ellos lo comprendían.

No podía quedarse allí recluida para siempre, tenía que empezar de nuevo a reconstruir su vida, y aquel sería un gran paso.


Llegó al restaurante diez minutos antes de la hora acordada, pero Lily ya se encontraba allí. Seguía tal y como la recordaba, y cuando se reencontraron, ambas se fundieron en un abrazo. Lily la hizo dar una vuelta sobre sí misma al separarse, para admirar su vestido de flores.

-Estás preciosa, Erin, de verdad – le dijo, sincera – Te veo mejor que nunca.

-Eso es porque me ves con buenos ojos – respondió la pelirroja – Tú estas increíble, como siempre.

Lily rodó los ojos, ambas rieron, y entraron en el restaurante.

Para Erin fue renovador pasar aquel tiempo con su amiga, quizá la única amiga que podía considerar real. Le contó que mantenía una relación con Jax, y Erin se alegró de verdad por ellos; al menos su relación si había funcionado. Pero Lily notó la tristeza en sus ojos y no pudo evitar preguntar:

-Timmy y tu...

Erin negó con la cabeza.

-No terminó bien. Es decir, nunca llegó realmente a comenzar pero cuando ingresé en la clínica... pensaba que iba a estar esperándome, pero ahora tiene novia – se encogió de hombros – Y me alegro por él, de verdad.

-Es un gran chico, no creo que lo hiciera para hacerte daño.

-Sé que no – se apresuró a añadir Erin – Es normal que haya rehecho su vida con otra persona después de todo lo que pasó. Fue él quien... me encontró.

SHINE A LIGHT (Timothée Chalamet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora