Tú eres
mis lujuriosas ganas,
el deseo irrefrenable,
el objeto de mis más perversos deseos,
la llama de la pasión,
aquella con la cual mi morbosa imaginación comienza a volar.
La que le da vida a mis manos,
cuando tu cuerpo se deja tocar por ellas.
la razón y motivo de mis duras erecciones,
la única por la cual mi miembro
se irgue,
siempre en pos de tu insaciable sexo.
Tú eres,
mis deseos constantes,
mis anhelos más perversos,
la libido hecho carne.
Y es que en el ardor y en la humedad de tu entrepierna,
me siento vivo,
logras en mí lo que ninguna otra mujer podrá jamás lograr en su macho.
En cada gemir,
en cada jadeo,
en cada impuro deseo.
Y es que estás en cada uno de mis pensamientos deshonestos,
en mis más bajas pasiones,
en mis instintos más obscenos.
Eres tú,
y nadie más que tú,
quién logra sacar ese impúdico fuego,
desde lo más profundo de mi ser.
Inundas mi impasible ser,
con tan solo tus lascivas miradas.
Mi carne,
solo quiere ser devorada por tu boca, tus manos y tu sexo.
Y mi alma,
se consume lentamente en el eterno fuego del infierno,
pues mis pensamientos y sentimientos hacia ti,
son como blasfemias.
¡Cuántas ganas de morir pecando siempre en tu entrepierna!
Y si he de irme al infierno,
tan solo por poder ser tu amante de por vida.
¡Condénenme!
que encuentro justo el precio.
¿O tendré que firmar un pacto?
¿Dónde firmo?
Seré yo, y tan solo yo,
quién haga el trato con tus más perversos demonios.
¡Anda!
Saciemos el deseo,
que ambos morimos de ganas,
déjame beber con avidez tus dulces aguas,
y en tu fuego quiero quemarme eternamente.
¡Ven!
Y apaguemos las ganas,
esas que nos consumen,
aquella de dónde es verdadera nuestra pasión,
nuestra eterna y obscena flama.
Tú eres,
mis más ardientes deseos.Autor: David Véliz Laroze.
Libro: "Perversiones" (Próximo lanzamiento)
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