Guardame en tus silencios

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Thomas

Escribió la última palabra, sus palabras de despedida. Acomodó un rubio mechón que molestaba en su cara y soltó un suspiro. Dejó la pluma y el papel en el escritorio, metió la carta en el sobre y lo selló. Escribió el nombre del destinatario en el sobre y lo firmó. Tomó su maleta, su chamarra y su celular. Bajó las escaleras del edificio a prisa y subió a su auto, manejando rápidamente y haciendo caso omiso de los señalamientos de tránsito. En el radio sonaba alguna canción que no conocía, pero de igual manera dejó que sonara. Al llegar al frente de la casa que tanto conocía, notó que las luces estaban prendidas, era seguro que había alguien en casa; bajó de su auto, se paró en frente de la puerta y dejó el sobre. Toco tres veces la puerta, dejó pasar unos segundos y tocó dos veces más, segundos después tocó cinco veces, luego dió un golpe con la palma extendida y luego con el puño tres veces. Su señal. La que tanto tardaron en aprender. Ambos sabían que se trataba del otro cuando escuchaban eso. Subió de nuevo a su auto y, con lágrimas en los ojos, condujo hacia el aeropuerto. Sabía que no volvería a ver a Dylan jamás, eso lo lastimaba, pero sabía que era un dolor pasajero, no se compararía jamás al dolor que tendría que soportar si se quedaba

[...]

Dylan

Corrió lo más rápido que pudo hacia la puerta, el inconfundible sonido de la señal que había inventado con Thomas causó un gran alboroto en su estómago. Abrió la puerta esperando ver a aquel chico que tanto extrañaba, pero no había nadie. Lo único que había era un sobre en el piso. Un sobre con su nombre y la firma de Thomas
Entró de nuevo, cerrando la puerta tras de el. Subió a su habitación con pesar, se sentó en su cama y se dispuso a leer las palabras que Thomas le había dedicado

Dylan:
No te voy a negar que llegaste a ser para mi, más de lo que pensé que serías. Que todo empezó como si nada y poco a poco tuve la sensación de querer que siempre estuvieras.
Muchas risas, muchos momentos que no sabría explicarte con palabras, tantas noches deseando que hubiera una frase más. Que una hora más, que un rato más, que si un beso más, que si un día más. Empecé a quererte conmigo en todo momento.
Todo iba en aumento. Pero no siempre las cosas salen como queremos. Las discusiones también lo hicieron, y tus dudas, tus silencios, aquellos que tanto me lastimaron, el no poder fiarme de tus palabras. Y no te voy a negar que te extraño, seguramente más de lo que te imaginas. Seguramente nunca me olvidaré del todo, como pasa siempre que quieres de verdad. Lamento que las circunstancias de nuestra "relación" no hayan sido las mejores. Y lamento que termináramos tan mal. Espero que puedes ser feliz con ella, porque lo único que siempre quise fue tu felicidad.
Pero no te confundas, Dylan. No quiero que regreses. Creo que por una vez ya tuve suficiente dolor causado por ti.
Adios, Dylan
-Thomas

Dylan se secó las lágrimas que habían salido de sus ojos y dejó la carta a su lado, en la cama. Se odió a sí mismo por haber lastimado a Thomas, aún sabiendo que el lo quería. Besar a Britt fue el mayor error de su vida, y ahora lo entendía. Lo suyo no duró mucho, terminaron después de dos semanas porque Dylan seguía amando profundamente a Thomas. Y aún lo  amaba.
De repente un pequeño destello de esperanza lo invadió y pensó que no todo estaba perdido. Salió lo más rápido que pudo de su casa y se dirigió al apartamento de Thomas. Le pediría perdón, por todo. Y esperaba poder arreglar las cosas
Subió los tres pisos corriendo y cuando llegó a su puerta tocó de la misma manera que lo había hecho Thomas en su casa. Lentamente la puerta se abrió y su corazón palpitó más rápido que nunca. Esperaba ver la sonrisa que tanto extrañaba y poder perderse en esos hermosos ojos. La puerta se abrió totalmente y la sonrisa de Dylan desapareció, toda la esperanza y felicidad que tenía se fueron. Del apartamento salían dos hombres cargando el gran sofá de Thomas

—¿Q-Qué están haciendo? ¿Por qué sacan sus muebles?.—Preguntó molesto y decepcionado

—La persona que vivía aquí se mudó. Nosotros no sabemos mucho pero nos pidieron que sacáramos todos sus muebles.—Respondió uno de los chicos.

Dylan volvió a correr escaleras abajo y llegó con el portero

—¡Carlos! ¿Qué demonios está pasando? ¿A dónde se fue Thomas?

—Lo siento Dylan, debe estar en ya en el avión, su vuelo salía hace 15 minutos. Se va a Londres, Dylan

—¿Londres? ¡No! No puede hacer eso.—Gritó indignado.

—Ya lo hizo Dylan, lo siento. Pero toma.—Dijo el portero entregándole un papel a Dylan.—Dejó esto para ti

Dylan abrió la nota y la leyó, eran cuatro simples palabras, pero que lograron partirle el corazón

Guárdame en tus silencios

Y en ese momento sintió como su corazón se marchitaba, sintió todo lo que Thomas sintió a causa de el. Entendió entonces todo el dolor que le provocó y miró al cielo, aceptando que Thomas ahora sería feliz sin el. Y guardo silencio, sabiendo que Thomas estaría allí, en cada momento de silencio y tranquilidad en su vida, Thomas estaría ahí, su recuerdo por lo menos.

One Shots ~ Dylmas//Newtmas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora