Disclaimer: AMOLAD pertenece a The snipster.
Su voz era suave, aterciopelada, sin el característico quejido agudo de los timbres femeninos, que dejaban un repiqueo en su cabeza. Por como lo había dicho, no había farsa, ni intención de esconder lo que realmente era: Un hombre. Tal vez el kocek era consciente de que su propia belleza podría superar con creces la de cualquier fémina de su harem.
—Deseo su atención y que acepte mi oferta por un servicio más privado.—Contesto con calma el sultán, mientras le brindaba una amplia y juguetona sonrisa, cautivando la mirada del bailarín en la propia.
El alto lo miro asombrado—Una más privada—Se pregunto así mismo en su cabeza, ¿Qué más exclusivo lo quería? Él no había perdido de vista en algún momento al sultán, con su ajustado entari color azul como el mar Egeo, adornado con hilos de plata, y bordados en lo ancho con complejos patrones, que le recordaban a los campos de flores del jardín del mismo; Debajo de aquél se asomaba ligeramente por su pecho y pliegues de las mangas, el caftan aguamarina de seda que parecía alimentar a las flores de su entari, todo contrastando en armonía con la perfecta piel bronceada de su majestad.
—Creo que debería llamar a traer la balanza. —Murmuro cerca de su oído, mientras colocaba el pañolete alrededor de su cuello—¿Cuánto creé que pese mi alma, mi señor?—salió en un suspiro desde sus sonrojados labios con cierta tono de socarronería.
Mientras se alejaba para continuar deleitando al público para el cual lo habían contratado. Recordaba claramente como su entrenador le había advertido de aquella reunión, y que debería pasar desapercibido por su alteza y los que le servían en la aristocracia, ya que se jugaría más que un baile de hacer lo contrario, que la fiera pantera del desierto, con sus afiladas garras jamás lo soltaría, que se perdería en la selva de su mirada y moriría completamente cautivado. Por supuesto que no presto atención a las advertencias, "No hay panteras en el desierto" fue su comentario antes de partir al encuentro de su rey, con una fuerte risotada.
Estaba interesado en admirar a la bestia que le habían comentado. Nunca espero encontrarse con semejante persona, el sultán era en la propia palabra un hombre de gran atractivo, le sorprendía que se comentara más acerca de las victorias en las batallas y algunas perdidas por su falta de diplomacia, que de su persona en cuestión.
Por los comentarios en la casa de bailarines, en la cantina y en los puestos del mercader. Él esperaba un osco guerrero, de piel quemada por el sol, y de gusto pésimo al vestir. Con una astucia cuestionable y con una inteligencia comparable con la de algún caballo en el corral, acostumbrado a tomar lo que quisiera, abusando de su posición. Esperaba muy poco de él, e incluso estuvo dispuesto a por primera vez obedecer a su entrenador. Para brindar una pésima actuación, sin embargo al asomarse entre la cortina que los separaba y analizar a todos los presentes en el publico, quedo cautivado por él. La pantera del desierto. Con los ojos más hermosos que hubiese visto, como el oasis de Dakhala en Farafra.
Analizando todo, con detenimiento. No parecía falta de diplomacia, o de astucia lo que había pasado cuando perdió aquellas batallas, era más bien una estrategia de control y mantener el imperio en orden y creciendo. Los tratados de paz con los pueblos aledaños, la guerra cuestionable para ganar territorio, sus ojos felinos analizaban todo su entorno con inteligencia y astucia, e incluso lo habían hecho con él.
Sus ojos orbes de sol de encendieron cuando pudo sentir la mirada de su alteza recorrer su cuerpo con admiración, mientras buscaba algún error en la danza, cualquier cosa para poder distraer su atención. Sin embargo Des no lo permitió, se mantuvo ejerciendo sus mejores movimientos y pasos, para invitarle a pasar de la admiración a lo prohibido. Recorriendo con la yema de sus dedos por donde quisiera que él lo tocara, era completo fuego, y quería apagarse en la marea de la mirada del Sultán, respiraba agitado con las mejillas sonrojadas.
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Raqs Sharqi
FanfictionDes es un bailarín de danza árabe de una prestigiosa compañía, sin embargo los celos desenfrenados de uno de sus compañeros de entrenamiento y baile, lo llevará a la fiesta privada del sultán más astuto y al que todos temen del imperio otomano, Leo...