Piano Man

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Estaba profundamente dormida cuando sentí como el autobús freno de un solo golpe, diablos, me levante asustada y adolorida del cuello, la verdad es que la almohada para viaje es una burla, siempre me levanto adolorida en esa zona.

-¡Llegamos! escuche decir. Vamos chicos, tenemos que registrarnos, dejar nuestras maletas en las habitaciones e irnos a comer al buffet del hotel.

¡Joder!, la alegría transformada en gritos de la maestra solo hacía que me doliera la cabeza, estaba totalmente exhausta por el gran viaje de seis horas en autobús, no quería hacer nada más que tirarme en una cama y dormir por lo menos hasta el día siguiente, ni siquiera sé el porque me deje convencer en venir a este viaje, no es que vaya a pasar algo grandioso o algo por el estilo si solo es para cumplir un requisito de una malnacida materia. ¡Dios!, ¡Ni siquiera me gusta salir! Estúpida universidad, estúpidos maestros, estúpida clase, estúpidos compañeros y estúpido clima. ¡JODER! ¿Por qué nadie me dijo que en este lugar hacia un frio del culo?

Si, esa soy yo, (tn/ta), con un léxico extraordinario digno de un profesional con todos los modales habidos y por haber además de ser un fiel amante de las actividades en grupo.

Solo quiero llegar a mi habitación correspondiente, que para colmo, tengo que compartirla con una compañera, ya que solo se podían hacer reservaciones en habitaciones con dos camas, estoy tan feliz de compartir un cuarto con la compañera más gritona de la clase, nótese el sarcasmo, solo espero que no sea de esas personas que roncan en las noches, sino, las asfixiare con una almohada sin arrepentimiento alguno. 

Nos registramos en la recepción del hotel, nos atendió un tipo que tenía sus 50 años bien marcados en el rostro además de parecer un estirado. 

Todos se fueron a tomar el ascensor mientras que yo me puse a echarle un vistazo al lobby, era grande y muy decorado, nada fuera de lo normal, hasta que me percaté que había un gran ventanal, el único en el salón por cierto, y casi al lado de este un piano de cola grande, color negro y además estaba impecable ¡Cielos! amo los pianos, lástima que nunca pude tomar clases ya que mi nivel económico no me alcanzaba para este privilegio.

Con suma sutileza me fui acercando al piano y pude tocar una tecla, la cual expuso un agradable sonido ¡Oh, Dios! ¡Cuanto daría por saber tocar esta obra de arte!

-¡Disculpe señorita! escuche decir, era el hombre que me atendió en la recepción.

-Le pido de por favor que no toque el instrumento que forma parte del patrimonio del hotel ya que si este se llegara a dañar usted no puede contar con el dinero suficiente para poder arreglarlo.

Que ingrato, pensé.

-No sé preocupe, ni que lo fuera a quebrar con un solo toque, o peor aún, que me lo fuera a robar, por si no lo notó, este piano tan semejante no me cabe en la maleta. Una vez dicho esto le saque la lengua y el dedo de en medio en señal de burla y rebeldía de la cual me caracterizaba, el estirado ese solo abrió la boca y me miro con un gesto de indignación.

Estúpido... mascullé.

Iba lanzando veneno contra ese tipo en voz baja mientras me dirigía por el pasillo que según yo me podría conducir hasta el ascensor para irme a mi habitación y por no estar concentrada con la vista al frente del camino choque hombro con hombro con un chico de tez pálida, tenía una camisa blanca que le hacía resaltar de una manera resplandeciente su torso, de cabello rubio y con una mascarilla de color negro cubriéndole parte de la cara.

-¡Oye tú!, esto había sido el colmo para que mi malestar de este día saliera a flote.

Este se señaló así mismo como si no tuviera idea de lo que hizo.

Piano Man/ Min Yoongi  (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora