[Blood Lines, Escena Eliminada #1]
>PERDONAR-
>CASTIGAR-
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Un hombre de cabello rojizo y una larga barba poco arreglada caminaba entre los extensos campos de plantaciones agrícolas. El nombre de este hombre era Alric Edwins, un hombre que se desterró así mismo hacia 15 años del imperio de Britania.
-Me pregunto si debería llevarle algo hoy.
Observo el cielo con pesadez y se dirigió a una tienda, "Brillo De Luciérnaga" era el nombre de la tienda, en su interior podías encontrar todo tipo de productos enlatados, revistas, algunas frutas y algunas cajas que contenían desde cereales hasta masas para pasteles.
-Bueno dia Steve.
Dijo Alric con cortesía y humildad, por su parte Steve sonrió ampliamente al verlo.
-Bueno días mi amigo británico ¿Qué le trae por aquí?
-Solo quería comprar algo dulce.
Dijo con calma mientras empezaba a revisar los productos de la tienda, en Britania Alric jamás tuvo que cocinar mas en américa lo hacía cada noche.
-¿dulce? Que tal unos melones, a mi criterio no hay nada mejor.
Las palabras de Steve estaban llenas de razón, no obstante, Alric considero que debería llevarle algo nuevo en este día.
-No, creo que no es lo que busco...
-En ese caso, permíteme recomendarte esto.
Steve camino hacia su bodega en búsqueda de ese algo, Alric lo espero con paciencia y calma.
-¡Aquí tienes, chocolate traído directamente de la nueva granada!
Alric se sorprendió un poco al escuchar ese nombre, la nueva granada era uno de los virreinatos que se rebelaron contra el imperio español un siglo atrás, más aun así había escuchado que sus productos agrícolas tenían una calidad envidiable.
-La nueva granada ¿eh? eso me interesa ¿precio?
Alric saco su billetera con una expresión calmada.
-5 dólares.
Y la guardo con la misma expresión, su salario como maestro y académico no le daría para tal lujo.
-Creo que pasare.
Dijo Alric con resignación mientras tomaba algunas manzanas, sintió un poco de vergüenza por su falta de dinero mas era algo común y nadie se lo recriminaría.
-Ya veo, será la próxima.
Como buen comerciante Steve mantenía su expresión de póker, posteriormente Alric pago por las manzanas y se dirigió a su hogar.
El lugar en el que ahora habitaba no era lujoso, mas en estandar de américa era mejor que el promedio. Era una casa de 2 plantas ubicada en un sector decente de la ciudad, era fácil deducir que se trataba de la casa de alguien pobre mas tampoco de alguien adinerado.
Alric saco sus llaves y abrió la puerta, justo en ese instante una pequeña persona de cabello rojizo salto sobre el con bastante energía mientras otra aun mas pequeña abraso su pierna.
-¡PAPI!
Gritaron al unísono, hábilmente Alric uso su magia para que la bolsa se mantuviera elevada en el aire para liberar su brazo izquierdo y poder cargar a su hija, mientras con su derecha acaricio la cabeza de su hijo.
-Karen, Marcus. Estoy de vuelta.
Dijo con un tono cariñoso entrando, por su parte Karen lo miro con sus ojos color azabache algo preocupada.
-Papi... mami se ha comportado extraño hoy.
Dijo en tono un tanto triste, Alric usando un poco de magia elevo a Marcos y lo abraso también cargándolo en sus brazos, este a diferencia de su hermana tenia cabello negro y ojos carmesí.
-¿Cuánto lleva así?
-Desde después del almuerzo...
Dijo Karen con tristeza.
-¿Qué tiene mama?
Pregunto con absoluta inocencia Marcus, Alric no podía responder su pregunta por lo que solo dijo con algo de tristeza.
-Es algo que paso hace mucho, cuando sean mayores les diré...
Con paso firme finalmente llegaron a la sale, Alric bajo a sus amados hijos con extremo cuidado y los coloco en el sofá.
-Vean un poco de televisión, voy a ver a mama.
Los pasos de Alric se hacían mas y mas pesados entre mas avanzaba, el sentía como su pecho pesaba mas y mas poco cada paso que daba, pero no podía detenerse.
La mujer con la que se encontraba casado era un tanto peculiar, un día la vio sentada en un parque observando el infinito, sus ojos estaban muertos como si de un pez ahogado se tratase, su cabello era opaco y grisáceo mas sus ropas estaba perfectamente ordenada.
Era una chica que el había conocido en Britania, una agradable y carismática criada que fue completamente destrozada.
Alric por algún motivo se sintió forzado a acercarse, ella no lo alejo, empezaron a conversar más ella rara vez mostraba emoción, no obstante, esos pequeños momentos llenaban de vida el corazón de Alric por lo que se esforzó en conseguir que ella reaccionara.
Lentamente sus ojos recuperaron parcialmente su vida y el corazón de Alric se lleno de amor por la joven.
Ellos se casaron, ella lloro en su primera noche. A pesar de que no era una virgen señorita, su mente relacionaba el sexo con su propio sufrimiento, no obstante, el cariño de Alric convirtió el miedo y la desesperanza en placer.
Casi exactamente 9 meses después nació su primea hija Karen y dos años después Marcos. Ella se había recuperado bastante, mas algunas veces la tristeza extraña la invadía.
Ese era el motivo de su miedo, el no sabía que encontraría del otro lado de la puerta... el temía encontrar a su amada colgada debido a la desesperación.
- Yo tenía planeado terminar con mi vida, pero tu llegaste y decidí esperar un poco más.
Alric temía con todo su ser pues jamás escucho que ella dijese que tal idea se había ido. Además, él una vez en su vida pensó en cometer tal crimen contra una persona que no le había hecho ningún daño, eso había provocado que inconscientemente sintiese que su amada había pagado por su pecado del pasado.
Con los latidos de su corazón al máximo Alric abrió la puerta, su amada de encontraba sentada en la cama, su mirada perdida y ojos muertos. Verla así provocaba un dolor tan profundo en Alric que le era imposible describirlo con palabras.
-Lilian... Buenos días.
Dijo él sentando junto a ella para cubrirla en sus brazos.
-¿...Alric?
La mirada de Lilian se encendió, era como si Alric hubiese encendido una muñeca.
-Si mi Cielo.
Dijo con tono amable mientras acariciaba el opaco cabello de su amada.
-¿...Me paso de nuevo?
-... Si...
-¿...Los niños están bien?
-Están perfectos, Karen es muy responsable y lista como su madre.
-... Lo siento Alric ¿debo ser una mala madre? Perdóname...
-No, no eres una mala madre. Eres una madre excelente, siempre les das cariño y los guías por el camino correcto, ellos te adoran y te admiran.
Alric beso a los pálidos labios de Lilian los cuales prácticamente no contenían coloración alguna.
-Eso no es cierto...
-No le podría mentir a la madre de mis hijos.
[CONTINUARA]
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