Relatos Cortos de Historias complejas

La Promesa

Año 2011, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

En la oficina de la presidenta del grupo Del Rio Arquitectura y Construcción, Victoria escuchaba con total asombro y perplejidad como su hija, una joven de 18 años le revelaba su preferencia sexual por las chicas, desafiándola por primera vez. Jazmin mostraba una rebeldía que desde niña la caracterizó pero su madre supo doblegar. Sólo ahora recién cumplida la mayoría de edad y a un mes de graduarse de bachiller, afloraba en ella como un grito de libertad ante las pretensiones de su madre de seguir dirigiéndole la vida y no dejándola tomar sus propias decisiones ni a vivir como deseaba. Victoria y Jazmin del Rio eran dos polos opuestos, sus constantes choques cada día las alejaban más. Victoria, una mujer autoritaria, fría, calculadora, carente de una manifestación de afecto, vivía su vida solitaria en función de una empresa que heredó de su padre y tratar de moldear la vida de su hija a su imagen y semejanza. La prepotencia que no escondía detrás de su verde mirada y su belleza le creo una fama en el mundo empresarial de dura e implacable, su ambición no tenía límites cuándo una idea se alojaba en su cabeza. Jazmin del Rio era una joven amorosa, alegre, soñadora, introvertida, solidaria, optimista gracias a los años que compartió con su abuelo, un hombre que represento para ella el equilibrio entre lo que le ofrecía su madre y esa otra vida que ella anhelaba. Vicente del Rio, entendió muy tarde la equivocación que había cometido con su hija Victoria al cederle tanta responsabilidad y poder y no pudiendo corregirlo, vio en su nieta la oportunidad de enmendar su error por eso se empeñó en que Jazmin apreciara la vida de otra forma más sencilla y simple y no en función de hacer dinero. Este quería que su nieta sintiera pasión por lo que a ella le gustase y no por la obligación de hacerse cargo en un futuro de un negocio familiar y no convertirse en aquello contra lo que la misma Jazmin estaba luchando.

─¿Si está es otra nueva forma de llamar mi atención? Déjame decirte que lo has logrado. No dejo de reconocerte que fue muy original.

─¡Victoria! No estoy jugando. Para que te convenzas afuera esta mi novia. ¿Queres conocerla?

─¿A qué viene todo esto Jazmin? Se te ha subido a la cabeza la mayoría de edad que acabas de cumplir. ─Sentada en su cómoda silla giratoria Victoria controlaba su bronca aparentando una tranquilidad que disfrazaba con ironía.

─En parte sí. ¿No te das idea de cuánto espere por este día? Hasta el aire que respiro lo siento diferente. ¿Qué pasa Victoria, no te alegras por mí?

─¿Por qué habría de estarlo? Está es otra de tus pavadas para que yo ceda. ¡Dale! ¿Decime de una vez que es lo que querés ahora y cómo siempre vos tenés que darme algo a cambio?

─¡Genio y figura, Señora del Rio! ─Jazmin se levantaba de su asiento sacando una carpeta de su mochila que colgaba en su espalda y se inclinaba sobre el gran escritorio de su madre para entregársela y volvió a sentarse para ver su reacción. Mientras leía aquel documento el rostro de Victoria se transformaba primero en una expresión de sorpresa y luego en repudio e indignación.

─¡Pero...! ¿Cómo papá fue capaz de hacerme esto? ¿Este documento es ilegal? ¿Y si te crees que te vas a salir con la tuya estás muy equivocada?

─No tenés otra que acostumbrarte a la idea, Mamita. ¡Abu, dónde quiera que estés te amo, gracias!

─¡Jazmin! No me desafíes porque te va a ir muy mal.

─¿Peor de cómo he vivido estos años? ¿Quizás sí, quizás no? Tomare el riesgo, lo prefiero a seguir bajo tus alas que me han impedido crecer, a tu obsesión por amargarme la vida, a tu desamor que me contaminado hasta los sueños. Voy a vivir la vida que quiero y vos no tendrás otra opción que aceptar. Pero no te preocupes desapareceré para evitarte la vergüenza de darle explicaciones a tus distinguidas amistades de la alta sociedad de la que te enorgulleces formar parte, de que tenés una hija gay.