IV

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-... y después mueren los dos -. Termina de relatar Minghao.

Jun asiente mordiendo su manzana.

El día es cálido y agradable, por lo que ha decidido desayunar sentado en el césped a la hora del receso pero, para su sorpresa, en cuanto le ha visto, el pelinegro ha acudido a él a contarle sobre lo que ha estado leyendo esos últimos días.

- ¿Y qué conclusión has sacado entonces? -. Pregunta pasando distraídamente la lengua por sus labios.

Minghao se tensa pero decide ignorar tal acto.

- Que el amor mata y que por él se mata también -. Concluye, muy orgulloso de su respuesta. Jun ni siquiera se inmuta, y solo alza una ceja. - Y algo que mata no puede ser algo bue-

- Pero también da vida -. Le corta de repente, antes de dar otro mordisco a la fruta. - Y, en cierta forma, nos hace sentir vivos. Nos da alas cuando estamos en jaulas, y nos ilumina cuando tocamos fondo. De igual forma nos abraza en tiempos fríos, y nos da seguridad en los de pavor.

Una vez termina de hablar, ambos se quedan en silencio unos segundos. Jun, mirando a Minghao. Minghao, muy perdido en sus pensamientos como para saber realmente qué está viendo.

- ¿Me dirás algún día de quién te has enamorado para pensar así? -. Pregunta de la nada, haciendo que el contrario casi se atragante con su propia saliva.

Jun, tras un leve ataque de tos,
sonríe encogiéndose de hombros.

A Minghao el corazón parece darle
un vuelco.

- Algún día -. Concluye antes de darle un último bocado a su dulce manzana.

Hablemos De Amor [Junhao] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora