Epílogo. El demonio y la florista. Parte II

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Adrienna se acercaba rápidamente hacia las profundidades del bosque, su rostro le ardía ante el arrebato que había tenido frente a Rivaille, pero esperaba con ansias que aquel demonio entendiese el mensaje. Mientras ella corría hacia su hogar, entre los árboles alguien la observaba muy detenidamente.

―¡La veo, viene hacia acá! ―declaró una chica.

―¿Como es posible que una humana haya podido seducir a un demonio? ―preguntó un joven de cabeza rapada.

―Eso es lo de menos, si la llevamos al cielo podría convertirse en nuestro aliado. Su corazón debe ser muy valioso como para poner en peligro a los demonios.



Adrienna había llegado por fin al prado donde había visto por primera vez a Rivaille, exhausta, se dejó caer entre las flores. Cubrió su rostro con ambas manos, aun no podía creer lo que había pasado.

―¿Y si él no lo entiende? ―se preguntó avergonzada―. Me siento tan tonta...

Cuando descubrió su rostro observó una flor color purpura, era una flor distinta a las demás ahí en incluso era más grande que las demás. Se levantó y fue hasta ella.

―Que linda flor, tiene una forma extraña. ¿Acaso Rivaille la hizo para mi?

Adrienna intentó arrancarla y al conseguirlo, una red comenzó a subir dejándola atrapada dentro de esta. Su vestido le cubrió el rostro privándola de la vista, cuando pudo arreglar falda, se percató lo lejos que estaba del suelo, miró hacia arriba y pudo ver a dos personas aladas llevando la red.

―¡Funcionó! ―exclamó victorioso el de cabeza rapada.

―¡Ahora solo tenemos que llevarla al cielo!

―No... ¡Esperen, déjenme salir! ―suplicó la joven mientras se removía dentro de la red haciendo que los ángeles tuvieran más problemas para elevarse.

―¡Si te sigues moviendo de esa forma podrías caer!

―¡Nuestra misión es llevarte con nosotros!

―De que están hablando... ―musitó asustada―. No entiendo nada... Rivaille... él estará preocupado por mi...

Adrienna estaba apunto de llorar de miedo hasta que reconoció a lo lejos una figura conocida, su rostro se ilumino y el temor se fue.

―¡Levi-san, aquí!

―¡Ah, no puede ser, está aquí!

―¡Sasha, vuela más rápido o nos alcanzará!

―¡Lo intento, Connie, pero tengo hambre!

La figura del demonio esta cada vez más cerca, casi podrían ver su rostro enfadado.

―¡Adrienna! ―un grave y enfurecido grito alertó a los ángeles.

―¡Levi-san!

Adrienna se sintió aliviada, Levi había ido a su rescate, por uno de los huecos sacó su pequeña mano y la estiró lo más que pudo hacia el demonio, de igual forma, Levi estiró su mano ansiando poder tomar la de su amada. Pero todo su esfuerzo había sido en vano, algo había sido disparado y en un abrir y cerrar de ojos Levi se desplomada hacia el suelo con una lanza clavada en el pecho. Los ojos de Adrienna se quedaron observando a su amado caer y su mano había quedado en la espera de ser tomada.

―No... ―sollozó―. ¿Qué hicieron? ¿Qué le hicieron a Levi?

―¡Justo a tiempo Mikasa! ―gritó Connie con alegría.

―¡Buen tiro Mikasa! ―le secundó Sasha.

Mientras que los ángeles festejaban la caída del rey de los demonios, Adrienna seguía mirando como el cuerpo sin vida de su amado caía a una gran velocidad.

𝗗𝗘𝗦𝗧𝗜𝗡𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora