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T H E A N G E L S, T H E Y C R Y ╌────═✞═────╌
Coco volvió con Madison, las rubias miraron a Amelia preocupadas, sin embargo, Madison no podía dejar de pensar que algo ocurría con la pelirroja. Ambas ayudaron a Amelia, sintieron su cuerpo más pesado mientras la sentían temblar.
Por la puerta del baño salió Cordelia, al verla tan desorientada, corrió hacia ella, sintiendo una corrienre al tocarla.
— Fue mi culpa — murmuró — logrando hacer contacto con sus ojos.
— ¿De qué hablas cariño? — preguntó con dulzura mientras acariciaba sus mejillas.
— Algo dentro de mi quema, como el mismísimo infierno — Cordelia tomó sus manos intentando calmarla pero eso solo consiguió alterarla aún más.
Ambas tuvieron la misma visión.
La escuela Hawthorne estaba bajo sus pies, Myrtle y Madison se encontraban junto a la fogata.
Amelia estaba en medio del pasillo, en una esquina estaba Cordelia y en la otra Michael.
La pelirroja sollozaba mientras negaba con la cabeza hacia Cordelia e inmediatamente comenzó a caminar hacia Michael, el chico la tomó en sus brazos dándole un eufustivo beso.
A los pocos segundos, Cordelia ardía en llamas implorando que se detuvieran pero lo que más le sorprendió fue ver a Amelia mirandola fijamente mientras sus manos se movían de un lado a otro, disfrutando ver a Cordelia consumida por las llamas y en menos de un segundo, Cordelia Goode había abandonado la tierra.
Amelia la miró con los ojos rojizos mientras una delgada línea de sangre resbalaba de su nariz.
— Yo impedí que el conjuro se completara — murmuró angustiada.
— ¿Cómo puede ser posible eso? — preguntó Coco.
— Yo dejé que los mataran — su voz rompió en llanto mientras sus brazos cubrían su rostro — Algo me pidió hacerlo — miró hacia todos lados — luego ya no tenía control de mi cuerpo.
— Sabía que algo malo había en ti — reclamó Madison señalando su muñeca — pero eres la favorita de Cordelia, ella no haría nada para perjudicarte.
— Madison — Myrtle advirtió.
— ¿La defenderán? — exclamó ofendida — ¡Casi mata a Mallory! — señaló a la castaña — ¡Y no dudo que hará lo mismo con nosotras! — a este paso Madison gritaba a los cuatro vientos — Todo para correr hacia Michael, como un perro faldero — se acercó a ella con cada paso — porque eso es lo que eres para él, un títere más al que puede manejar a su antojo — escupió cerca de su rostro.