Mundos diferentes [JRen]

Capítulo n°32

Estar de vuelta en esa habitación con tan poca iluminación lo ponía fatal, Jonghyun veía como su papá caminaba de un lado a otro pues no tenía idea de como dañar a los Choi, Jonghyun sonrió ligeramente, si fuera el mismo de antes se diera un golpe por lo idiota que se vé.

—Me siento estúpido— susurró.

—¿Cómo dices?— Jonghyun sacudió su cabeza.

—Nada papá, solo que es estúpido no poder dañar a los Choi— su padre alzó una ceja.

—Sí, lo es, ¿has averiguado algo sobre del bastardo?— Jonghyun frunció las cejas.

—Sí, lo único que sé es que el entrena junto con su papá por las tardes, pero el lugar a donde van a hacer sus entrenamientos siempre es diferente— el señor Kim asintió muy frustrado.

—¿Qué podemos hacer para dañar a ese maldito?— El mayor se detuvo a pensar. —lo tengo, JeongHan se encargará de esto— Jonghyun miró a su papá, molesto.

—De ninguna manera, acordamos no volver a incluír a JeongHan en este tipo de porquerías

—Te darás cuenta de que JeongHan trabaja mejor que tú, porque si lo hubiera puesto desde un principio ya tendríamos amordazado al bastardo de Choi, ¿qué te sucede? ¿a caso te gusta su hijo?— las mejillas de Jonghyun se volvieron rojas.

—No, no me gusta— desvío la mirada. «Me encanta…» —dejá a JeongHan en paz, podemos resolver esto

—Claro, quiero que te encargues de alguien, y ve con Ren no quiero que suceda lo hace unos días, ahora largo

Jonghyun suspiró y salió del cuarto, caminó a la cocina pues supuso que Ren estuviera ahí, pero no estaba, se extrañó, justo pasaba Aron y no dudaría en preguntarle.

—Aron has visto a Ren

—Sí, está sentado en el sofá de la sala, se sentía mal— Aron no se veía muy animado, ¿qué paso? estaba por irse, pero Jonghyun lo detuvo.

—Oye, ¿estás bien?

—Sí, lo estoy— Aron retomó su postura y se alejó, Jonghyun hablaría luego con él, caminó hasta la sala, una cabellera rosa apareció ante sus ojos.

—¿Ren?— Ren se levantó de su lugar y caminó hasta Jonghyun, el mayor se asustó al verlo, estaba muy pálido, sudaba frío. —Ren, ¿qué demonios?— Jonghyun tomó sus brazos, el pelirosa estuvo por caer. —¿qué tienes?— tomó el mentón del menor.

—E-estoy b-bien, no es nada, h-hay que irnos…— susurró, le dió un pequeño beso, Jonghyun soltó un suspiró.

—No— Ren frunció las cejas, su malestar empeoraba.

—¿Mmh?— las mejillas de Jonghyun se volvieron rojas, Ren tenía infladas ambas mejillas.

—Estas mal, no vamos a ir a ningún lado vete como estas— desvío la mirada, Ren hizo una línea con sus labios. Jonghyun mordió su labio internamente, Ren entendía, el pelirosa se alejó unos pasos de Jonghyun, su vientre volvió a dolerle tan fuerte que le había hecho chillar de dolor, Jonghyun corrió hasta el pelirosa. —¿Estás bien?— las manos del mayor se posicionaron en las de Ren.

—E-estoy b-bien— se quejó de nuevo, Jonghyun lo cargó con cuidado de no lastimarlo. —¿q-qué haces? nos tenemos que ir— Jonghyun ignoró las palabras de Ren y lo llevó a su habitación, lo recostó en la litera.

—Sé que tenemos que irnos, pero no te sientes bien, no quiero que te suceda nada— Ren le sonrió débil, cerró los ojos lentamente quedaba dormido, por alguna razón dormir es una de las cosas que más hace en estos días, Jonghyun llamó al médico que tenían en esa gran casa, sin despertar a Ren lo revisaron, Jonghyun estaba preocupado por él.

El médico al terminar de ver el estado de Ren le sugirió a Jonghyun salir para hablar, el mayor accedió a tal petición.

—¿Cómo está?

—Sólo es un malestar estomacal, es lo que supongo, a no ser que el señorito Ren este embarazado, aúnque eso es poco problable ya que no hay muchos casos de chicos embarazados, cuando despierte si el señorito Ren si quiere le hacemos unos examenes de sangre, ¿de acuerdo? mientras tanto déle estas pastillas para las náuseas y el mareo, también tiene que comer más tal vez por eso que esta muy débil— Jonghyun asintió lentamente, el médico se marchó no sin antes dejarle las pastillas a Jonghyun, el mayor de nuevo entró, Ren aún dormía, respiró nervioso ¿y si lo estaba? no…no es posible ¿o sí? Jonghyun recordó las náuseas que también sufría Minki y su ligero desmayo.

—Demonios…— susurró, inhalo y exhalo. —calma, y si es así…— miró a Ren. —tendré que pensar en algo