El recuerdo.

Carta A

12 de noviembre.

Para ella, Mi bien:

Hoy te escribo con el corazón en inquebrantable llanto. Sé que nunca me vas a entender, sé que nunca alcanzaras a comprender este dolor que me invade cual llama desde que la conocí. Jamás pensé en llegar a un momento como este: Yo al estar junto a ella compartiendo una misma cama después de haber compartido toda una noche las dos, después de haber conocido cada parte de su piel, haber escuchado su voz decir mi nombre. Esto es desesperante, porque ahora puedo decir sin ningún temor que la amo y puedo decir sin ninguna duda que te has equivocado. Mis manos tiemblan con solo pensar en la idea de que ella se puede alejar. Solo con pensar en ese miedo que tú me has vinculado a mi inconsciente el cual no habrías medido las consecuencias, en algo más allá que tu ego podría causar en mi aquellas palabras rudas y repletas de odio. Ahora sé que no eres de confianza, ahora sé que me he equivocado contigo. No podrás quitarme la felicidad que ella me causa al ver sus hermosos ojos grises, nunca me podrás quitar esta paz que siento de solo saber que ella está a mi lado, nunca arrebataras su risa de mis tímpanos, nunca harás que olvide sus bellas caricias, sus implacables cariños, sus infinitas palabras que me ha regalado. Nunca, nunca, nunca, jamás.

Espero que en un futuro seas feliz.

Gracias por todo, cariño. Anhelo el día que lo entiendas.

Te perdono y te agradezco por ese amor que no supe devolverte.

Atte. E. M. 

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ʕ•ᴥ•ʔ

"Le hubiera besado al no ser el colmo de la locura." (Goethe, 1993)