Don't let your sister know

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Ningún personaje de Naruto me pertenece.

Nota: Lime. BoruSara.

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Don't let your sister know

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Dejó de respetar la hora, las personas y el lugar.

Boruto Uzumaki estaba tan entretenido con su visita nocturna que no tomó en cuenta los factores externos. Poco le importaba que se encontraran en su habitación, con la luz de luna brillando a través de la ventana, y sobre todo, con la presencia de su hermana menor adolescente en alguna parte de la sala. Aquellos detalles lo convertían en una interesante noche.

Emocionado, se dedicó a intercambiar pasionales besos y caricias con la única Uchiha que le aceleraba el corazón. Nada mejor que escucharla suspirar mientras recorría su cuello con la boca, la asió fuerte de la cintura, tratando de introducir sus manos por los pantalones cortos de entrenamiento; parte de la magia se encontraba debajo de la prenda negra, muy ceñida a su trasero. La sintió apretar los brazos por su cuello, presa de las sensaciones compartidas.

Su habitación había cambiado con el paso de los años, ahora la cama tenía el espacio suficiente para albergar a dos personas. Debía aprovechar esa situación donde tenían el momento suficiente para ambos. Sin padres en casa y su hermana que no causaba problemas.

—B-Boruto —interrumpió, Sarada.

—Nadie entrará —habló sin importancia, muy concentrado en su actividad.

—He escuchado eso antes —se burló, Sarada—. ¿A-Así pensabas cuidar a Himawari?

—No irá a ningún lado-ttebasa —se quejó, en una mueca.

—No lo sabrás si no estás con ella.

Tch, mientras no salga de la casa.

—O use su Byakugan para encontrarte.

—Mierda —maldijo entre dientes. Separó su rostro sobre su cuello—. ¿Tienes que ser aguafiestas?

—No soy aguafiestas. —Volteó la mirada, en una mueca de enfado—. S-Soy realista.

—Tu parte realista debió desaparecer cuando cruzaste la puerta de la habitación. —La miró fijamente generando un sonrojo de su parte—. ¿Te quedaste sin palabras?

—¿P-Por qué siempre caigo en tu juego? —se quejó, Sarada, en un murmullo.

Boruto sonrió ante la sinceridad de su compañera. La apretó nuevamente contra la cama, besándola con descontrol. Era divertido hacer flaquear su determinación por no continuar, porque le producía miedo que alguien los encontrara, pero ahora la tenía completamente dispuesta. Suspirando una y otra vez mientras trataba de quitarle los pantalones cortos.

¿Por qué siempre caía en su juego?

No existía una respuesta exacta. Sólo bastaba con una mirada cómplice para saber la necesidad del otro, como una especie de aceptación intrínseca y automática. El lugar era lo de menos. Siempre que encontraban la oportunidad de compartir el calor del otro, no dudaban en acercarse, evitar cualquier presencia cercana y deshacerse de la timidez que les impidiera compartir una cama nuevamente. Todo se volvía muy serio cuando lograban coincidir.

Esta vez no fue diferente.

Sus padres salieron de la casa muy bien vestidos y avisando que debían ausentarse hasta mañana porque tenían una reunión importante. Prefirió vivir en la ignorancia antes de saber lo que harían, así que evitó los detalles. Como era tarde tuvo que aceptar quedarse en casa acompañando a Himawari. Le dijo adiós a los planes de salir con sus amigos.

Escondidas (Borusara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora