Don't let papa know

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Ningún personaje de Naruto me pertenece.

Nota: Lemon. BoruSara.

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Don't let papa know

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Odiaba cuando le cancelaban una misión.

Sarada lanzó un bufido cansino al recordar nuevamente por qué se encontraba revisando los expedientes médicos por décima vez. No iba a negar que le gustara ayudar a su mamá en el hospital de Konoha, sobre todo en su tiempo libre, pero aquel sentimiento no se comparaba con aventurarse en una misión y concluirla con honores, como siempre lo hacía. La situación empeoraba cuando en el hospital no había mucho movimiento en la parte de emergencias, no era tampoco que deseara que sus compañeros se accidentaran, sin embargo, ordenar expedientes y papelería no era de su agrado. Podría hacer algo mejor.

Maldijo a Boruto por adelantarse y pedirle que su padre le refresque su entrenamiento.

Se molestó consigo misma nuevamente por no pensar esa opción antes y entrenar con su padre; hubiera sido un día más productivo. En realidad, después de haber casi muerto en las manos del mayor Uchiha, lo último que pensó era que Boruto quisiera enfrentarse a él. Muy por el contrario, en las últimas semanas habían mantenido cierta distancia uno del otro para no levantar sospechas por un tema que también le convenía a ella.

Se sonrojó por el pensamiento y movió la cabeza para tranquilizarse.

Golpearía a Boruto si en ese tiempo de convivencia con su maestro decía o hacía cualquier cosa que los comprometiera de alguna manera. No saldría vivo de ser el caso. La situación debía mantenerse en secreto como hasta ahora, bajo un comportamiento decoroso en todas las formas posibles y actuar como amigos de infancia. Repasar las reglas le haría olvidar los problemas de autocontrol y le ayudaría a sentirse mejor.

—¡Sarada!

Se puso de pie al escuchar su nombre del otro lado de la puerta. Cuando se disponía a salir de su posición detrás del escritorio de la pequeña oficina, una mujer entró apresurada.

—¿Tendrás la hoja de ingresos? —preguntó, rápidamente.

—Lo tengo justo aquí. —Le mostró la carpeta gris que tenía en el escritorio—. ¿Sucede algo?

—Es alguien que llegó al consultorio privado...

—Yo iré —contestó, entre emocionada y preocupada al mismo tiempo—. Tú descansa para el siguiente turno, yo me haré cargo.

—No creo que...

—Todo estará bien.

No dejó hablar a la enfermera en turno y salió de la oficina sin mirar atrás llevando consigo la carpeta gris que le mostrara anteriormente. Aceptaría cualquier pendiente con tal de ayudar a los demás, de todas maneras sabía lo que debía hacer gracias a su madre. El cuerpo médico estaba acostumbrado a su presencia.

Ubicó el lugar rápidamente y abrió la puerta con la intención de atender a la persona herida; sin embargo, ni bien dio un paso dentro del consultorio fue literalmente atacada por alguien que no pudo reconocer a simple vista. Su primera reacción fue defenderse del brazo que pretendía tomar su cuello.

—Sarada —dijo, presuroso—. Gracias a dios que...

No dejó hablar al extraño cuando usó el brazo como apoyo para hacerlo retroceder y lanzarlo hacia la cama que estaba a sus pies, se ubicó encima de él para inmovilizarlo. Con una mano sujetó su cuello y con la otra colocó un shuriken como parte de su amenaza. De algún modo pudo reconocer el timbre de voz cuando pronunció su nombre y quiso dar uso al arma que llevaba consigo por jugarle una broma de mal gusto.

Escondidas (Borusara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora