Regla #7

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Regla #7: Vive tu cuento de hadas

Las últimas semanas habían estado agitadas, buscando y planificando cada pequeño detalle del aniversario. Chan era un lunático del orden y quería que cada cosa estuviera perfectamente hecha, según Jisung, se ponía así porque tenía algo molestando su mente y era su forma de distraerse. Yo solo asentía y cerraba la boca, decidí no decir nada sobre lo que había visto. Minho parecía haberlo olvidado, aunque lo había visto varias veces perderse en su propio mundo. Ni en un fanfic me hacían esperar tanto para ver el siguiente drama.

Así que como el buen entrometido que soy, Scooby Doo estaría orgulloso, fui en busca de Changbin y Félix. Desde que los grupos empezaron a trabajar juntos, tenían muchas más excusas para estar juntos sin ocultarse, o por lo menos no del todo. Sonreí, algo bueno debía existir.

Caminé por el pasillo hasta donde estaba el par tomando medidas del gimnasio de la escuela, Minho quería preparar la decoración y necesitaba saber con exactitud las dimensiones. Coloque mi mano en el picaporte y tome aire, lleve mi mano a mis ojos para taparlos. No quería encontrarme con una escena porno en medio del gimnasio, quería que mis ojos se mantuvieran vírgenes. Si, una cosa es verlo y otra imaginarlo.

—¿Que haces idiota?— Escuché la voz de Changbin venir, seguida de una risa. Quite mis manos de mi cara y los vi con una cinta métrica en la mano.

—Oh— Solté apenado. Pensé estarían haciendo otra cosa.

—¿Por que esa cara?— Me gire para verlo del otro lado a Félix, a su lado estaba Hyunjin. Negué.

—Venia a preguntar si necesitaban ayuda. Pero veo ya la tienen— Hice un puchero al chico frente mío. Hyunjin les estaba arruinando la oportunidad de ser novios normales por unos minutos.

Al parecer Changbin entendió mi mirada ya que me dijo que lo ayude con una tarea especial.

Y claro que lo era. Debía encargarme de sacar al chico alto del lugar, si yo tuviera un novio también trataría de besarlo todo el tiempo, abrazarlo por la espalda, apoyar mi cabeza en su hombro, susurrarle cosas y ser sumamente dulces juntos. Ah, ya me dieron ganas de tener uno yo ¿Donde se consigue uno? Luego le preguntaría a Seungmin... ¡Seungmin! El podría ayudarme.

Marque con rapidez su número y le mandé un mensaje preguntando si necesitaba ayuda con el recorrido en las clases para verificar las participaciones de estas. En cuanto su dulce mensaje me llegó (“Claro que si. Desapareciste hace media hora inútil) mis ojos se iluminaron y levanté mi mirada hacia el príncipe, rey, como sea que hacían llamar.

—Hyunjin— Lo llame. El dicto el número a Félix y luego me miró.
—Seungmin necesita ayuda— Y sin dejarme terminar la oración, se levantó corriendo directamente hacia la puerta. Saludando a medias —Ni siquiera le dije donde estaba—

—Creeme. El lo sabe—

—Y si no lo sabe. Lo averiguara— Los tres reimos. Era verdad, aunque no lo admitiera tenía obsesión por mi primo.

Seungmin era el niño de sus ojos, su sol, su razón de despertar cada mañana y el causante de sus sonrisas.

Volví a suspirar, yo también quería alguien así.

Minho y Chan tenían esa historia misteriosa, se amaban en secreto y no se atrevían a enfrentarlo.

Seungmin tenía a un chico detrás de él que lo amaba incondicionalmente, y aunque no lo dijera en voz alta, mi primo adoraba al pelinegro. Siempre hablando de lo lindo y tierno que es con él.

Changbin y Félix viven su cuento de hadas, monstruos y un amor prohibido que a pesar de su alrededor, se miran a los ojos con suavidad. Cómo lo están haciendo en este momento.

Manual de supervivencia escolar de... JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora