Capítulo 1

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Nací el 20 de Diciembre de 1998, en México.
A mis 3 meses de edad, mi padre consiguió un puesto importante en Italia. Comandante Steve Blanco Magarret. Hijo del Jefe de policía de Los Angeles, Jonathan Blanco. Mi Madre Jennifer Butera Jareau, Agente del FBI y Perfiladora. Hija del Comandante de la Bahia en Chicago Jashon Butera.
Alguna vez haz deseado dormir y no despertar mas?
Un día lo desee profundamente. Las personas tienen razones para vivir: sus padres, Amigos, Familiares, Hermanos, mascotas o cualquier otra cosa. Tenía razones para quedarme, pero sencillamente no eran suficientes.

¿Mi nombre? Daniel Blanco, y esta es mi historia, y no, no la típica historia donde la chica se enamora del chico y tienen una linda historia de amor ¿Muy fácil no? Mi historia es algo diferente.

Desperté en una habitación blanca, tan blanca que reflejaba la luz de un día soleado. Sentía que había sido golpeado por unos 10 hombres, me dolía todo. Observé mi entorno. Había flores en cada esquina de la habitación. Percibía ese olor a fresco, aunque los recuerdos que merodeaban por mi mente, impedían que lograra siquiera respirar. No eran exactos, parecía fantasía, pero el dolor y la agonía que había sentido unas horas antes, se proyectaban en mi cabeza una y otra vez.
No era simplemente un dolor físico, era también dolor emocional, una culpa que no me iba a dejar tranquilo, y yo bien lo sabía.

La puerta rechinó, y señaló la llegada de alguien, era mi padre, me observó por un par de segundos y sonrió falsamente.

- "Me alegra que hayas despertado, creí que nunca recobrarias el conocimiento" -.
Mencionó intentando hacerme reír. Ni un poco lo había logrado. Miré hacia la ventana ignorando su comentario. - ¿Como te sientes? - Preguntó aquel hombre con voz baja, del cual nunca había recibido una muestra de preocupación,  y si alguna vez lo había hecho, no podía recordarlo, habrían sido un par de veces. Solía, en vez de eso, reprendenderme por cada cosa que decía y hacia. Era "Su pequeño desastre".

- "Estoy bien" - Respondí, mi voz sonaba ronca, y hacía notar mi cansancio y dolor.
Pero no le diría la verdad a alguien que piensa que con simplemente dar todo el dinero que alguien desea y las cosas materiales que necesita. Tiene el derecho de ser llamado "Papá".

- Se que esto es difícil, pero todo estará bien-. Gran mentira, mucho más grande que la que yo acababa de mencionar.

- ¿Lo encontraron? - Pregunté seco

Papá agachó la cabeza.

- Lo voy atrapar, y pagará lo que hizo, lo prometo -. Respondió seguro

-Antes de que tú lo atrapes, el me habrá matado. ¿Como está mamá? -

- Ella, está bien, está muy adolorida, pero está bien, ah estado preguntando por ti y...

- ¿Y el abuelo? -Interrumpi. Su reacción hizo que sintiera como se rompía algo. Una esperanza, una amistad, un vínculo familiar. Era mi culpa. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Mi respiración comenzó a acelerarse. Y todos los recuerdos con el comenzaron a surgir. El había sido un padre para mi.

- Sus cadetes están planeando un funeral, sin el cuerpo -.

- ¿No deberíamos esperar un poco? - Se quedó callado unos segundos pensando en como decírmelo.

- A unos kilómetros de donde te encontraron, había mucha sangre. El médico forense, confirmó que era de el -. Cerré los ojos,  intentando contener mi llanto. Respire profundo.

- Puedes dejarme sólo, por favor -. Pedí sin mírarlo. Mi voz estaba quebrada.

- Claro, si necesitas algo háblame -.

No podía creer la situación. Esperaba que simplemente despertara de la pesadilla que estaba viviendo. Pero no estaba soñando, era real. Era tan real como los moretes que tardarían tiempo en desaparecer en mi cuerpo y las heridas que dejarían cicatrices que aún después de años no se podrían borrar, y se quedarían para recordarme aquello que fue lo peor de mi vida.

Intenté levantarme, poco a poco. Me dolía cada extremidad. Toqué el piso con los pies descalsos, el suelo estaba frío. Caminé por la habitación, lentamente, evitando caer, mis piernas eran débiles y no lograban ser lo suficientemente fuertes para sostenerme.
Observe un papel que estaba en una mesa de vidrio. Había unos girasoles. Tenían una nota color blanca que decia: Para Daniel Blanco, De tú Hermano preferido.
Desvíe la mirada hacia los papeles junto al ramo. Tenia mis datos. Pero hubo algo que llamó mi atención, la fecha: 3 de Enero de 2015. Supuse que había sido una equivocación. No le tomé importancia. Caminé hacía la puerta y una caja llamó mi  atención. Encima había un suéter negro. Había una playera negra también y unos jeans azules, a un lado estaban unos converse blancos. Me vestí cuidadosamente.
Y salí de la iluminada habitación.  Era un hospital lujoso. Pero parecía un lugar fantasma. A lo lejos se oían teléfonos sonando y enfermeras contestando. Observé hacía el fondo del pasillo. Había unos hombres con batas blancas. Hacia el otro lado, parecía una sala de espera. Allí estaban mis Padres, Antony, mi hermano. Y los compañeros de mamá. Había más personas,  pero no las reconocía. Caminé hacía el lado opuesto, no sabía  adónde iba, pero necesitaba aire de afuera. Al dar la vuelta hacia uno de los pasillos. Sentí un dolor muy fuerte. Bajé un poco la mirada. Y vi una linda chica,  de ojos verdes, cabello negro.
Al verla, tuve un recuerdo. Sólo su rostro. Como si alguna vez la hubiera visto ya.

- Perdón - Respondió ella preocupada. Al verme el rostro. Se sorprendió y acto seguido me abrazó con fuerza. Dolía. Pero se sentía bien. Aquella chica desconocida me inyectaba tanta tranquilidad que llegó a ser incómodo.

- Disculpa, ¿Nos conocemos? - La fuerza de ella disminuyó. Me observó confundida, intentando entender. Pero estaba mucho peor que ella.

- ¿No me recuerdas? - Preguntó ella duplican. Sus ojos se hicieron cristalinos.

- Creo que te equivocas de persona. No recuerdo haberte visto en mi vida. Perdón-

- ¿Que te hicieron? - Segundos después lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.
Y la acompañe ¿Que tomé hicieron? Me torturaron durante días, pensé. Pero por que se lo diría a una desconocida.

- Perdón. Yo no, no te conozco, no nos conocemos -. Intenté sonar lo más dulce posible.

Ella bajó la mirada. Y limpió sus lágrimas. Veía en su mirada un gran dolor. Pero quien era yo para consolar a alguien, si estaba a punto de colapsar.

- Lo lamento, debí haberme confundido - Sus palabras no me convencían, sonaba como si me hubiera dicho aquello sólo para irse. Sonreí falsamente. - Lamento mucho lo que sucedió,  no me imagino como te sientes. Pero...espero que estar con tu familia y amigos te ayude a superar todas las horribles cosas que haz vivido -. No supe que responderle. ¿Quien era ella? ¿Como había llegado allí. Por que me consuela?

Tomó mi mano y la observó unos segundos. Me miró a los ojos y sonrió en lágrimas.
Se volteó y comenzó a caminar por el pasillo. Mientras se alejaba me preguntaba si era ella la confundida, o era yo...

¿Razón para Vivir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora