— Jeon aún veo baba seca justo... — le di un manotazo en la mano a Jimin, éste rio mientras se masajeaba la zona afectada. Él muy idiota había encontrado la manera con que fastidiarme por venganza. Un estúpido total.
— Vete a la mierda Park — caminé acelerando el paso dejándolo atrás.
—¡OYE! ¡ESPERA! — lo oí gritar detrás de mi — Jungkook esperame.
Pare en seco haciéndolo chocar con mi espalda. Escuche un quejido y cuando me gire vi a Jimin en el piso masajeando su frente. Lo ayude a colocarse de pie, hizo una mueca cuando se posicionó a mi lado para seguir caminando. De momento no pude controlar mis ganas de reír, a lo que el me propinó un golpe en el estómago.
Seguimos caminando hasta llegar hasta nuestra cafetería favorita donde, para mi, preparan el mejor café de todo Seúl. Si, soy amante al cafe. Puedo tomar café en todas sus presentaciones, mocca, capuchino, tinto, con vainilla, helado, etc. Siempre debo tomar café en las mañanas y junto a Jimin venimos a tomarnos un americano helado después de la escuela. Es un ritual sagrado que tenemos desde que teníamos 12 años, aunque en esa época solo veníamos por los pasteles de arroz.
Entramos al lugar y nos sentamos en la mesa de siempre, la cual, se encontraba frente al gran ventanal que da hacia la calle. Era obvio el motivo de escogerla. La mesera, quien era nuestra amiga, se acerco y sacó su libreta apuntando seguramente nuestros pedidos en ella.
— ¿Pedirán algo extra? — preguntó Jeonghwa alzando su mirada de la libreta. JiMin rió pícaro.
—¿Qué tal tu número? — lo patee debajo de la mesa. Jeonghwa solo suspiro pesado para luego irse a pedir nuestra orden.
Jimin había estado detrás de ella desde hace un año, cuando ella recién comenzó a trabajar aquí. Era sobrina del dueño del lugar y venía de Incheon para estudiar en la Universidad de Corea. Si, a Jimin le gustaban mayores, aunque sólo nos llevaba tres años de diferencia. La verdad entendía a mi mejor amigo. Jeonghwa era una mujer muy linda, con cabello hasta la cintura, totalmente negro, ojos grandes rasgados, estatura promedio y con pronunciadas curvas, sin llegar a ser exageradas. Ella siempre se había hecho la difícil, se había negado muchas veces, pero mi amigo Park era perseverante.
—¿No crees que deberías de parar? — tome un sorbo de la botella de agua que había comprado antes de venir.
—Amigo, el que persevera alcanza — la sonrisa era tal cual la de un chico enamorado. Pues por más galán que fuera Park Jimin y aunque ya ha habido muchas mujeres en su vida, se veía que a Jeonghwa la apreciaba de una manera diferente.
— Enamorado empedernido — sonreí con suficiencia.
— Cuando te enamores de verdad entenderás Jungkookie — dirigió su mirada a un lado, específicamente hacia la barra de pedidos. Jeonghwa estaba sirviendo un par de bebidas a una pareja. Apenas vio que Jimin la observaba con poco disimulo su semblante cambio a uno serio y pude ver como apareció un leve sonrojo en sus mejillas. Ella estaba comenzando a ceder.
En mis 18 años de vida no me había enamorado de ninguna chica. Claro, me gustaron muchas y decir que seguía virgen sería mentir vilmente, pero enamorarme jamás, y no era porque me rehusara, simplemente no había llegado la chica indicada que me moviera el piso de la forma en la que Jeonghwa se lo movía a Jimin. Aunque claro, cada quien tiene una manera peculiar de enamorarse.
Estuvimos hablando cerca de diez minutos mientras esperábamos nuestro pedido. Jeonghwa se acerco a nosotros con una bandeja, a mi me entregó mi americano helado con mi pastel de chocolate y a Jimin le entrego un Mocca con un pastel de naranja. Siempre ordenábamos lo mismo, solo pocas veces salíamos de nuestra rutina y pedíamos cosas diferentes. Tome el vaso de café y me lo lleve a la boca para tomar un sorbo. Como siempre, esta delicioso y está vez Jeonghwa le había agregado un poco de leche condensada, siempre le daba un toque único y te hacía dudar de su sabor amargo.
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Boy in Luv ➤ JJK ff. +18 [EN PAUSA]
Fanfiction« Me siento extraño. Cada vez que te veo, cada vez que te oigo, siento como mi corazón se acelera de manera ridícula. No entiendo el poder que tienes en mi. No entiendo cómo sin esforzarte a hacerlo me tienes a tus pies y tu ni te inmutas en prestar...